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Acerca de la avenida de El Molinón

Las consecuencias de la reforma de la arteria para La Guía y otras zonas

Por fin, el Ayuntamiento de Gijón se ha puesto de acuerdo consigo mismo y, de conformidad con sus asesores directos más experimentados en temas de urbanismo y medio ambiente, ha tomado la decisión de acabar con el aspecto lamentable que durante algo más de un año hemos tenido que soportar con el panorama de la avenida de El Molinón, convertida en una especie de escombrera digna de los peores momentos de Kosovo. Desde luego, es de agradecer que vaya a desaparecer el alambrado que aísla a La Guía del resto de la zona urbana, aunque ahora la remodelación nos va a costar a todos los gijoneses aproximadamente un millón de euros. Parece ser que el retraso en el tiempo tiene que ver con los entresijos del mundo de la construcción que han alargado mas de lo deseado el susodicho pozo de saneamiento que, por añadidura, es una constante preocupación en relación con el medio ambiente y, más en concreto, con las espumas que aparecen en la playa de San Lorenzo. La contaminación del carbón es cosa aparte, que tiene que ver más con la sufridora población del oeste que no es capaz de que le resuelvan el problema de los contenedores de carbón, que son competencia de El Musel. El vertido del “Castillo de Salas” queda ya muy lejano en el tiempo.

Pero este tema de contaminación no es nuestro tema de hoy, en otra ocasión será objeto de nuestro comentario. Centrándonos ya en la cuestión que nos ocupa, sí tenemos que dejar clara una vez más nuestra advertencia al Ayuntamiento de que sus decisiones al respecto comportan riesgos preocupantes de aislamiento y colapso de tráfico en la zona, como consecuencia de la supresión de una de las principales vías de acceso a La Guía. La improvisación en la toma de decisiones en época de pandemia vírica lleva al Ayuntamiento a decidir abrir espacios nuevos de expansión peatonal, pero en contra del bienestar de todo un barrio y sus numerosos visitantes. Se amplía el parque de Isabel la Católica, pero no se atiende su abandono y su contaminación. Y veremos qué pasa con la avenida del Doctor Fleming, calle relativamente estrecha que se propone sea de doble sentido de circulación a sabiendas de que es zona escolar y acceso principal al recinto ferial “Luis Adaro”, sede de numerosas actividades durante el año y sobre todo de la Feria de Muestras en verano, yendo luego a desembocar a la rotonda de El Molinón.

En fin, parece ser que el gobierno sin consenso constituye el modus operandi de un equipo capaz de abrir más espacios físicos a los peatones, pero no de habilitar espacios de discusión transparente con organismos sociales que también representan a ciudadanos de una u otra índole. De nada valen los clamores de StopMuro, Stop Avenida de El Molinón y otros, pero cabría esperar que los experimentos se hicieran solo con gaseosa. Al menos en esto si estamos de acuerdo la mayoría de vecinos de La Guía y me atrevo a decir que de algunos otros barrios también.

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