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Más de menos democracia

Una de las lideresas de la información matinal dice: “Vox se convierte en la fuerza hegemónica del centro derecha”

La Delegación de Gobierno de Madrid autoriza una manifestación de homenaje a la División Azul. Una joven, en la traca final de la manifestación, dice: “El culpable es el judío”

Vox es un partido fascista, no tiene nada que ver con el centro derecha. Los homenajes a la División Azul no debieran ser autorizados, en Alemania están prohibidos, y frases como “el judío es culpable” son delito de odio, aunque quien las pronuncie sea una niñata que no sabe de la misa la media.

Se cumplen cuarenta años del golpe de estado del 23-F. La mayor parte de los medios centran la efeméride en la actuación del rey y en como paró el golpe, pero los papeles que aclararían todas las dudas siguen clasificados.

Día tras día, medios de comunicación y partidos de la derecha repiten que Bildu es ETA. Obvian que Bildu es un conglomerado de partidos, que la mayor parte de ellos no tuvo ninguna relación con ETA, y que ETA, que tuvo dos fases diferenciadas, muy diferenciadas, desapareció por voluntad propia sin recibir nada a cambio.

Los partidos y medios que repiten el mantra Bildu-ETA, son los continuadores de quienes en 1936 acabaron con la República mediante un golpe de estado criminal, con un millón de muertos a sus espaldas, de los que cien mil siguen pudriéndose en las cunetas. Nunca estos partidos han condenado el golpe de estado ni el franquismo, al contrario, se jactaron de no dedicar ni un duro a reparar sus consecuencias incumpliendo la ley de Memoria Histórica.

La iglesia católica, uno de los principales cómplices del golpe de Estado y sus posteriores desmanes, está exenta de impuestos, lo que no impide que reciba once mil millones cada año de los nuestros. Con una avaricia insaciable, ha puesto a su nombre más treinta mil propiedades de todo tipo, gracias a una ley que les regaló Aznar, el mismo que ahora mueve los hilos de Casado, Ayuso, Almeida y un largo etcétera.

La ley mordaza, represiva como pocas, sigue vigente, y en su aplicación, está el origen de las protestas y altercados que unos pocos han convertido en vandalismo puro y duro. La información que recibimos es la del vandalismo y la de la responsabilidad que los morados tienen en estas protestas.

Un partido político que no rechaza explícitamente el golpe de Estado y el franquismo, no es un partido democrático.

Una confesión religiosa, no puede tener los privilegios de los que goza la iglesia católica.

Empecemos a corregir las carencias por el principio, y cuando terminemos, presumamos de democracia.

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