Todos repetimos la misma historia... no están los tiempos para ensoñaciones. Todo se ha complicado con este covid, y a esta pandemia, se añade el contagio del pesimismo reinante, porque la situación económica se pondrá mucho peor.
La fe en Cristo resucitado llegará a los corazones de nuestros iguales, si los creyentes amamos con obras de misericordia a la gente que tenemos cerca. En el evangelio de hoy, Jesús busca a los discípulos y comparte alegría, pan y pescado, para animarles a dar, a servir.
Y es que Cristo resucitado no es una figura luminosa, pero abstracta, que pasó haciendo el bien hace muchos años. Cristo está vivo y pasa a través de ti y de mí, compartiendo el amor con los hombres que nos rodean. Por eso el amor cristiano, si no se le ve, se le palpa o se le toca, en estos momentos de covid, sería un fantasma que no puede salvar a nadie.