Que la pandemia ha impuesto a los gestores turísticos una mayor originalidad quedó claro hace unas semanas con el fiasco del programa municipal para sufragar la tercera noche de hotel, apenas con demanda porque casi nadie hace ahora la maleta con antelación debido a los vaivenes del virus. Y se ha vuelto a confirmar con los datos de ocupación veraniega de los apartamentos para visitantes, que están muy por encima de las previsiones porque algunos creen que es la mejor forma de evitar contactos innecesarios. Ante semejante auge, llama la atención el escaso espacio que ocupa en los planes del Ayuntamiento este sector, que no colisiona con los negocios tradicionales y mueve miles de euros al año en la ciudad. Falta interlocución con los que cumplen y persecución de los piratas.