El Corte Inglés y Galerías Preciados, el talento comercial que nació en Grado, cuna de imperios empresariales

Ramón Areces, César Rodríguez y Pepín Fernández, emigraron a Cuba desde La Mata y Llantrales para posteriormente sentar las bases del comercio moderno en España

Vista de los almacenes El Encanto, en Cuba.

Vista de los almacenes El Encanto, en Cuba. / M. S.

M. J. Iglesias

La historia de Grado va para siempre ligada a dinastías empresariales que nacieron en el concejo, iniciadas por personajes que forjaron su fortuna como emigrantes. Los moscones sienten orgullo de aquellos comerciantes de altas miras que con tenacidad, discreción y amor al trabajo lograron crear imperios, casi siempre partiendo de cero y tras pasar por todos los escalafones profesionales. César Rodríguez, Ramón Areces y Pepín Fernández, los tres emparentados, compartieron destino: la isla de Cuba a finales del XIX en el caso de Rodríguez, y primera mitad del XX los dos restantes.

Los grandes almacenes El Corte Inglés y la extinta Galerías Preciados surgieron de hombres que si algo hicieron en su vida fue huir de la notoriedad. A diferencia de otros indianos, ninguno de ellos se construyó un "casoplón" para epatar a los vecinos, en cambio, sí promovieron la cultura y el progreso en su localidad natal. El caso más destacado es el de la Fundación Ramón Areces, que fomenta la investigación científica y técnica en España, así como la educación y la cultura en general, valores que la institución considera motores fundamentales de progreso y modernidad de la sociedad. Los dos institutos de secundaria de la villa llevan respectivamente los nombres de César Rodríguez y de Ramón Areces.

El Corte Inglés tomó su nombre de una pequeña sastrería fundada en 1890, situada entre las calles Preciados, Carmen y Rompelanzas, de Madrid. En 1935, Ramón Areces Rodríguez, apoyado por su tío César Rodríguez, compró el negocio. En junio de 1940 Areces constituyó la sociedad El Corte Inglés, con su tío como socio y primer presidente de la compañía. Se puso en marcha una estructura de venta por departamentos, propia de un gran almacén. Fue un nuevo modo de establecer relaciones entre el vendedor y el cliente.

Una vida basada en la laboriosidad

Ramón Areces Rodríguez (La Mata, 1904-Madrid 1989), hijo de los agricultores Carlos Areces y Jesusa Rodríguez partió a Cuba en 1920 en el buque Alfonso XIII desde El Musel, con sus hermanos Manuel y Luis. Comenzó como aprendiz en El Encanto y a la vez no descuidó su formación. Estudió en Estados Unidos y allí conoció el modo de trabajo de grandes cadenas como Macy’s, Sacks o Neiman Marcus. "Si algún día alguien se entretuviera en analizar mi pequeña historia, me daría por satisfecho si, al lado de la relación de mis defectos y de mis yerros, figurara una anotación que dijera: 'Sin embargo, no vaciló en apostar por el talento'. El factor humano es lo que nos diferencia de la competencia", decía Areces. Las cualidades más rentables eran a su juicio, "lealtad, honradez y laboriosidad". A Ramón Areces le sucedió en la presidencia del Corte Inglés su sobrino Isidoro Álvarez, también de Grado. La actual presidenta es su hija Marta Álvarez.

Ramón Areces.

Ramón Areces. / Lne

De Llantrales a La Habana

César Rodríguez nació en 1882 en Llantrales, localidad perteneciente a la parroquia de La Mata, y murió en Madrid en 1966 a los 84 años de edad. Hijo de un matrimonio de agricultores que tenía siete hijos, dos varones y cinco mujeres, con 14 años, en 1896, embarcó en el puerto de Santander (Cantabria) hacia Cuba, con otros quince paisanos de su parroquia, siguiendo los pasos de su hermano Feliciano que había emigrado años antes. Comenzó de recadero (cañonero era el sobrenombre, por que si se les reclamaba debían salir como cañones) en la tienda de tejidos La Casa Blanca.  En 1900 se incorporó a El Encanto donde llegó a ser accionista y gerente. Don Cesáreo, como se le conocía en Grado, siempre mantuvo una estrecha vinculación con su pueblo y ayudó en numerosas iniciativas.

César Rodríguez en una imagen del Centro Asturiano de La Habana.

César Rodríguez en una imagen del Centro Asturiano de La Habana. / Lne

Del Rellán a México y Cuba

José Fernández, (Pepín), fue el menor de los cinco hijos de Manuel Fernández Miranda, (Manuel el del Rellán), y María Rodríguez Ordóñez, (María la de Benitón), que regentaban la tienda La Chabola, dedicada en sus comienzos a la expendeduría de tabaco, pero que acabaría vendiendo todo tipo de productos. Pepín partió a América en 1908 subiendo al barco en Santander de incógnito, como vía para eludir la mili. Para la travesía llevaba cien pesetas. Con él viajó su hermana Eustaquia, casada con un indiano mayor que ella que vivía en La Habana. El niño extendió la ruta hasta México, donde un primo le ofreció trabajo en una tienda que vendía desde sedales de pesca a artículos de alimentación. Más tarde su hermana lo reclamó en Cuba. En 1931, el empresario y su familia regresaron a España. "Me costó mucho trabajo arrancarme de Cuba. Mi espíritu había echado raíces muy profundas”, llego a decir. En Madrid impulsó Sederías Carretas, y posteriormente Galerías Preciados.

Pepín Fernández.

Pepín Fernández. / Lne

El Encanto, la gran escuela y el modelo que se exportó a España

Aquella visión innovadora venía del otro lado del mar y la gran fuente de inspiración fueron los almacenes “El Encanto”, el gran centro comercial de La Habana al que Dior mandaba sus colecciones casi antes de presentarlas en París. El alto poder adquisitivo de los cubanos y la existencia de una amplia clase media, garantizaban una clientela ávida de todas las novedades europeas.

Una de las secciones de El Encanto.

Una de las secciones de El Encanto. / R. S.

Dior, en exclusiva

En 1952 Tiendas El Encanto logró la comercialización exclusiva de diseños de Dior. Cuba se convirtió, junto a París y Nueva York, en los únicos lugares donde podían adquirirse los modelos. Todas las etiquetas tenían bordadas la frase: “Christian Dior exclusivo en Cuba, El Encanto, La Habana”. El modista francés llegó a viajar a la Isla para visitar la tienda y ver cómo se exhibían sus modelos.

Etiqueta de una prensa Dior vendida en El Encanto.

Etiqueta de una prensa Dior vendida en El Encanto. / Lne