Estambul,

Andrés MOURENZA

Las relaciones entre Israel y Turquía, importantes aliados durante la «guerra fría» y la década de 1990, se han enfriado durante los últimos dos años y están al borde de la ruptura. El ataque de ayer ha dado la puntilla a esa antaño férrea alianza.

«Las relaciones entre Turquía e Israel han llegado al borde de la ruptura», es la conclusión de un artículo publicado ayer por el laboratorio de ideas turco TÜRKSAM (Centro de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales de Turquía).

Los lazos entre ambos países comenzaron a resentirse tras el ataque de Israel a la franja de Gaza a finales de 2008, ya que dieron al traste con los esfuerzos de Turquía por mediar en el conflicto entre Siria y el Estado hebreo, mantenidos en secreto durante ese año.

La población turca es mayoritariamente propalestina y durante el último ataque de Israel a Gaza las muestras de simpatía por la causa palestina se multiplicaron en las calles de Turquía. En este clima, todos los partidos turcos reaccionaron de igual manera al ataque de ayer: expresando su rabia por la muerte de los pacifistas que viajaban en el barco con ayuda y pidiendo represalias por el comportamiento de Israel.

Son muchos los medios de comunicación y los analistas -y no precisamente los procedentes de los sectores islamistas- que piden una enérgica respuesta de Turquía, llegando incluso a exigir el envío de barcos de guerra turcos a la zona.

Sin embargo, el viceprimer ministro turco, Bülent Arinç, negó que se fuese a llegar a tal extremo y aseguró que el Gobierno turco dará una respuesta «civil». El presidente, Abdulá Gül, pidió que los culpables sean castigados, pero también que las autoridades y los ciudadanos reaccionen con «sentido común».