Oviedo, Luis MUÑIZ

El barco irlandés «Rachel Corrie», el último de la llamada «flotilla de la libertad», que esta semana intentó sin éxito romper el bloqueo israelí a la franja palestina de Gaza, fue abordado ayer a media mañana por el Ejército hebreo en aguas internacionales sin que se registraran víctimas.

El navío fue escoltado luego hasta el puerto de Ashdod por buques de la Marina judía. Las autoridades israelíes inspeccionarán ahora las 1.200 toneladas de ayuda humanitaria que transporta antes de trasladarlas a Gaza, según anunciaron portavoces militares citados por la agencia «Efe».

La operación de abordaje terminó «de manera pacífica» porque a bordo del barco irlandés viajaban «activistas de paz» y no «extremistas violentos partidarios del terrorismo», explicó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al diario hebreo «Yedioth Ahronoth», en declaraciones recogidas después por «Europa Press».

El pasado lunes, el asalto militar a los otros seis barcos de la flotilla -el «Rachel Corrie» se quedó rezagado por problemas técnicos- acabó en un baño de sangre que se saldó con la muerte de nueve activistas.

El Estado judío vincula a las ONG que fletaron el convoy con grupos terroristas. Netanyahu insistió ayer de nuevo en esta hipótesis y dejó claro que su Gobierno no permitirá que se establezca «un puerto iraní en Gaza» ni que se viole la soberanía de Israel.

Sin embargo, la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Navi Pillay, exigió el fin del bloqueo «ilegal» a la franja palestina y una investigación del ataque de las tropas hebreas a la «flotilla de la libertad», informó «Reuters».

Miles de personas se manifestaron ayer en París, Londres, Dublín, Barcelona o Tel Aviv contra la nueva acción militar israelí en aguas internacionales, que se inició al amanecer cuando varios buques de guerra hebreos empezaron a navegar junto al «Rachel Corrie», en el que viajaban 19 activistas, entre ellos la Nobel de la Paz norirlandesa Mairead Maguire y el ex subsecretario general de la ONU Denis Halliday.

La operación, a la que la tripulación y el pasaje del barco irlandés no opusieron resistencia, se llevó a cabo después de que el último barco de la «flotilla de la libertad» ignorara hasta cuatro llamamientos de los isralíes para que variara su rumbo y, en vez de poner quilla a Gaza, se dirigiera al puerto de Ashdod, donde, al final, obligado por la Marina judía, tuvo que atracar.

No hubo disparos, pero si guerra informativa. Según la versión israelí, la operación de abordaje tuvo lugar con «la complacencia» de los ocupantes del «Rachel Corrie». Este matiz enfadó mucho a los portavoces de Free Gaza, uno de los colectivos organizadores del convoy.

«Nadie en el barco dio su complacencia al abordaje. Nadie a bordo quería hombres armados», precisó el grupo en la red social Twiter, donde denunció que Israel no considere «un acto de violencia» asaltar militarmente un barco civil en aguas internacionales y cambiar su rumbo, según informa «Efe».