Bélgica despertó ayer aún más dividida y sumida en la incertidumbre tras la histórica victoria del partido conservador independentista flamenco (N-VA), en plena crisis económica y a menos de tres semanas de asumir la presidencia del Consejo de Ministros de la UE. El N-VA y los socialistas valones, ganadores en el territorio francófono, han iniciado conversaciones para formar Gobierno.