Oviedo, Luis MUÑIZ

El presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, se valió ayer de su triunfo aplastante sobre Antanas Mockus (más de 40 puntos porcentuales de ventaja) para lanzar tres claros mensajes: a Ecuador y a Venezuela les llamó a «abrir caminos de cooperación»; a las FARC les advirtió de que «se les agotó el tiempo», y al resto de los partidos les pidió apoyo para conformar un Gobierno de «unidad nacional».

Santos, que relevará a Álvaro Uribe en el Palacio de Nariño el próximo 7 de agosto, ganó el domingo la segunda vuelta de las presidenciales colombianas con el 69% de los votos. Mockus obtuvo el 27,5%, y la abstención fue del 56%. En sufragios, 9 millones para Santos y 3,5 millones para Mockus.

El candidato del Partido Verde encajó su estruendosa derrota (menor entre los colombianos que votaron en España, que le dieron un 41,85% de respaldo) y anunció que ejercerá la oposición con «independencia», sin ceder a «presiones ni favores».

Nada más conocer la arrolladora victoria de su ex ministro de Defensa, Uribe le deseó el «mejor de los éxitos» y, más tarde, el ya presidente electo reconoció la deuda que tiene contraída con su mentor, al que declaró «uno de los mejores presidentes que hemos tenido en dos siglos», según informa «Efe».

Sin embargo, acto seguido, inició el distanciamiento de Uribe que todos los analistas han pronosticado que llevará adelante; distanciamiento, sobre todo, en lo tocante a la política exterior y, en concreto, a las relaciones con sus vecinos, Ecuador y Venezuela, a los que invitó a «trabajar de la mano». Los expertos creen que el nuevo mandatario colombiano hará todo lo posible por recomponer los lazos con Rafael Correa y Hugo Chávez.

Quito rompió con Bogotá en marzo de 2008, tras el bombardeo de un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano en el que murió el «número dos» de la guerrilla, Raúl Reyes, una operación que se llevó a cabo, precisamente, cuando Santos era ministro de Defensa.

Con Venezuela las relaciones no están rotas, pero sí muy deterioradas por la decisión de Uribe de ceder a Estados Unidos el uso de siete bases militares en territorio colombiano. El Gobierno de Caracas auguró «éxitos» a Santos y añadió que «estará muy atento» no sólo a las palabras, sino a los hechos. Quito consideró lo dicho por el presidente electo «un gesto de buena voluntad», informa «Europa Press».

Nada de esa buena voluntad afloró en la parte del discurso que Santos consagró a las FARC, lo que prueba que su política antiterrorista será tan «uribista» como la de su predecesor en el cargo. Santos ha infligido a la guerrilla los golpes más duros de su larga historia (también en 2008 planeó la operación que permitió liberar a Ingrid Betancourt) y tiene la intención de seguir haciéndolo.

«Que oigan los terroristas y que oiga el mundo: a las FARC se les agotó su tiempo. Colombia está saliendo de su pesadilla del secuestro y la violencia; mientras insistan en sus métodos terroristas, mientras insistan en atacar al pueblo colombiano, no habrá diálogo y las seguiremos enfrentando con toda la dureza, con toda la firmeza», afirmó Santos, citado por «Efe».

Tras su victoria, Santos recibió la felicitación de gran parte de la comunidad internacional, con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el español, José Luis Rodríguez Zapatero, a la cabeza. Zapatero le garantizó que hallará en España «la mejor disposición para seguir profundizando en una relación privilegiada».