El presidente de Malaui, Bingu wa Mutharika, falleció este viernes a los 78 años tras sufrir este jueves un ataque cardíaco, informaron fuentes hospitalarias y del Gobierno malauí.

Según esas fuentes, citadas por las páginas web de los diarios malauíes "Malawi Voice" y "Nyasa Times", los médicos no pudieron reanimar al presidente, que llegó inconsciente al Hospital Central de Kamuzu en Lilongwe, capital del país.

El jefe de Estado ingresó este jueves en ese hospital tras desmayarse durante una audiencia en su residencia oficial.

De acuerdo con el "Nyasa Times", la esposa del presidente, Callista Mutharika, fue informada formalmente de la muerte de su marido y recibió la noticia "con conmoción".

Igualmente, el ministro de Exteriores, Peter Mutharika, hermano del difunto, está "devastado" por el fallecimiento del mandatario.

A última hora del jueves, tuvo lugar una reunión de emergencia entre miembros del Gobierno y responsables del partido de Mutharika, el Partido Democrático Progresista (PDP), en la que se decidió enviar y envió el cuerpo del presidente a Sudáfrica para recibir atención médica, aunque estaba clínicamente muerto, según el "Nyasa Times".

El portavoz de la Presidencia sudafricana, Mac Maharaj, declinó confirmar la muerte de Mutharika y se negó a hacer comentarios hasta que se produzca una comunicación oficial del Gobierno de Malaui, que durante esta crisis ha mantenido una política de silencio total.

La Constitución malauí estipula que si el presidente queda incapacitado para ejercer sus funciones o muere, el vicepresidente (Joyce Banda, en este caso) asume el poder.

La vicepresidenta Banda expresó ayer sus mejores deseos para el presidente, con el que mantenía una tensa relación desde que ella fuera expulsada del gubernamental Partido Democrático Progresista (DPP, en sus siglas en inglés) en 2010 por un problema interno.

En la práctica, no obstante, el ministro de Exteriores, Peter Mutharika, se ha hecho cargo del poder en ausencia del presidente.

Mutharika dirigió Malaui, uno de los países más pobres del mundo, desde 2004, cuando venció en las elecciones.

El mandatario, reelegido en 2009, se ganó al principio una reputación de demócrata reformista que en 2011 se vio erosionada por las protestas que sacudieron el país contra el alza de los precios, la falta de combustible y la corrupción del Gobierno.

Además, las críticas a Mutharika se han incrementado desde el año pasado, cuando la Embajada del Reino Unido comentó, en un documento privado filtrado por la web WikiLeaks, que el mandatario malauí se había vuelto "autocrático e intolerante".

La respuesta del presidente de Malaui fue la expulsión del embajador británico, Fergus Cochrane-Dyet.

Tras este hecho, varios países occidentales decidieron retirar las ayudas al desarrollo destinadas a Malaui.