La tensión entre Londres y Edimburgo sigue in crescendo. La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, redobló ayer su presión sobre su homóloga británica, Theresa May, al emplazarla a que ponga fecha ya a un nuevo referéndum de independencia, con la única concesión, por parte de los nacionalistas, de que la consulta se celebre poco después de consumarse el "Brexit".

Sturgeon propuso el sábado que el referéndum se celebre entre el otoño de 2018 y la primavera de 2019, es decir, antes de que se materialice la salida británica de la UE, pero May hizo caso omiso de sus demandas y se limitó a responder: "Ahora no es el momento". Sturgeon contraatacó y advirtió que si el plebiscito es bloqueado, el Reino Unido corre riesgo de "fractura".

May "debe decir qué plazos considera apropiados y entonces estaré encantada de debatir dentro de la razón", dijo ayer la gobernante escocesa para mantener viva su reclamación. Pero aventuró un horizonte de votación que no le sirve: 2021. Para entonces, argumentó, habría pasado demasiado tiempo desde la consumación del "Brexit" -que en el mejor de los casos no se produciría antes de marzo de 2019- y habría divergencias en ámbitos como el normativo.

"Sería más difícil para Escocia ir por un camino distinto, pero si nos dice que sería en la primavera de 2019 o quizás un poco más tarde, creo que habría espacio para debatirlo", apuntó Sturgeon.

Según una encuesta publicada ayer en "The Sunday Times", basada en entrevistas realizadas entre el 6 y el 10 de este mes -es decir, después de que Sturgeon anunciara su intención de promover un nuevo plebiscito entre el otoño de 2018 y la primavera de 2019-, un 44% de los escoceses apoya la independencia, mientras que un 56% respalda seguir dentro del Reino Unido. Además, el sondeo revela que el 51% de los escoceses no quiere que se celebre un nuevo referéndum independentista en los próximos años.

En esa misma línea se expresó la líder del Partido Conservador en Escocia, Ruth Davidson: "El SNP no es Escocia. Está actuando contra la voluntad de la mayoría de las gentes de Escocia".

En septiembre de 2014, el 55% de los escoceses votó por quedarse en el Reino Unido (frente al 45% que quería independizarse), mientras que en el referéndum del "Brexit", en junio de 2016, el 63% optó por seguir en la UE.