Más de 400 civiles sirios han muerto ya en los cinco días de bombardeos aéreos y artilleros del régimen de Asad y de su aliado ruso contra Guta Oriental, enclave rebelde situado al este de Damasco y asediado desde 2013, según anunció ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. La fuente aseguró que solo en la jornada de ayer fueron 46 los civiles muertos.

La suerte de la población civil del enclave, habitado por unas 400.000 personas y llamado a convertirse en una segunda Alepo, está conmocionando a la opinión pública occidental, que ha lanzado varios llamamientos de alto el fuego. La ONU ha pedido una tregua humanitaria y ha descrito el enclave como "un infierno". Varias fuentes desplegadas sobre el terreno dijeron estar horrorizadas por la intensidad del ataque.

Mientras, en Irán, el otro gran aliado del régimen de Asad, fuentes gubernamentales anunciaron que sólo se mantendrán dentro del acuerdo nuclear firmado en 2015 si los grandes bancos dejan de rehuir el país. La prudencia de las instituciones de crédito está causada por el miedo a caer en el ámbito de las sanciones que EE UU se resiste a levantar.