Cristina Fanjul es directora del Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) desde 2015, aunque lleva más años vinculada a este equipamiento ubicado en el Parque Tecnológico de Asturias, pues se había incorporado como subdirectora en 2008. Habla con convicción de lo que suponen estas instalaciones, dedicadas a apoyar el emprendimiento de carácter innovador.

-¿Qué es el CEEI?

–Es una entidad que está cercana al sector público, con una orientación estratégica. Siempre hemos tenido dos etiquetas muy visibles, la de empresa, de Industria, y con la nueva Consejería de Ciencia e Innovación se potencia muchísimo todo lo que es el rol dedicado a la innovación, a la base tecnológica. La misión es firme: apoyar la puesta en marcha y crecimiento de empresas con un alto grado de innovación, que pueden estar basadas en la tecnología o pueden tener una innovación más amplia que afecte a otros modelos y tenga potencial de crecimiento. Nació hace 28 años. Ahora hablar de innovación es habitual, pero entonces no tanto. En la situación en la que estaba Asturias pensar que se iba a dedicar una entidad especializada al emprendimiento innovador fue realmente una auténtica revolución. La inmensa mayoría de los servicios que se ofrecen desde el CEEI están financiados por el gobierno autonómico, es un servicio público al propio tejido a los propios emprendedores. Es una entidad especializada en emprendimiento innovador, un servicio público al propio tejido de los emprendedores, que ha ido avanzando y especializándose, encontrando su nicho en programas de acompañamiento a la creación, al crecimiento, y adaptando el catálogo de necesidades y servicios a la realidad cambiante que han ido teniendo todos estos emprendedores.

–¿Cuál es el proceso por el que alguien que tenga una idea o proyecto susceptible de recibir apoyo llega al CEEI?

-Pues en algunos casos llega y en otros los vamos a buscar, porque generalmente toda la cadena de apoyo empieza en la propia difusión de la cultura emprendedora. Nosotros nos enfocamos en muchos de nuestros programas a una casuística muy específica, que es la transferencia de conocimiento. Y quien puede generar ese conocimiento, en general son investigadores, personas que trabajan en temas de I+D y que son capaces de generar tecnología, innovación y los resultados de esa investigación son susceptibles de formar parte de un embrión de una empresa de base tecnológica. Por lo general estas personas pueden haber tenido una devenir profesional, una experiencia profesional, normalmente por cuenta ajena y en centros públicos de conocimiento. Y cuando por su cabeza empieza a rondar la idea de crear una empresa pues se enfrentan a un mundo totalmente desconocido para ellos. Nosotros trabajamos mucho con la Universidad, con los centros, yendo a contar qué significa crear una empresa, yendo a dar ejemplos de realidades que están pasando aquí en Asturias. A veces, para un investigador es difícil el paso, el proceso de tener la etiqueta de investigador a pasar a tener la de emprendedor.

–También hay quienes acuden directamente.

–Hay gente que por distintas razones puede tener más clara su idea. No necesita motivación porque ya la tiene, pero sí se siente perdido un poco en el qué hago con esto, yo tengo algo entre manos que creo que va a funcionar, pero por dónde comienzo... Y el fuerte de esta organización es trabajar con ellos en su idea e ir creando un modelo de negocio coherente, que vea todos los puntos críticos a considerar a la hora de lanzar la idea. Y esos puntos son desde la propia forma jurídica de la empresa, cuál es la que le conviene teniendo en cuenta las expectativas que tiene de crecimiento, de contratación de personal, de poder expandirse... Tenemos claro que tenemos que trabajar todo lo que es la oportunidad de mercado, los productos en la competencia, que analice bien cuál es su valor añadido, cuál es su propuesta de valor respecto a cómo vamos a trabajar la cadena de proveedores, quien le suministra, cuál es su punto crítico a la hora de fabricar ese producto, prestar este servicio y quién es por otra parte su cliente, toda esa fase de descubrimiento del cliente. Avanzamos en lo que es la estructura financiera, qué necesidades financieras va a tener, primero económicas para sacar adelante los primeros años de vida y cómo podemos ayudarte para que puedas recuperar y tener financiación tanto pública como privada a la hora de poder abordarlo todo. El acceso a financiación es un aspecto que se va dando en paralelo a lo largo de todo el acompañamiento, las necesidades financieras van cambiando según esté la empresa en determinadas fases, en el crecimiento, en si aún necesita meter algo de financiación en el desarrollo del producto, o bien ya estamos en una fase de comercialización y lo que haya que hacer es que complementar el equipo con acciones de marketing, acciones ya de mercado. Y eso es importante porque muchos de estos emprendedores son grandes expertos en la tecnología, pero afrontan el mundo de la empresa desde el desconocimiento.

–En el edificio del CEEI también hay alojamiento para la actividad de los emprendedores.

–Los alojamos, por ejemplo, en espacios especializados como este que tenemos en el Parque Tecnológico, con áreas dedicadas a empresas de alta tecnología pero que no tienen requisitos especiales de infraestructuras. Y, por otra parte, en la nueva parte del edificio hay una bioincubadora que está preparada para trabajar como laboratorio y cumplir los requisitos de calidad que necesita cualquier empresa de ese ámbito. Cuando alguien está empezando puede, por ejemplo, comenzar a trabajar en un coworking, que es un espacio compartido, si su necesidad todavía es pequeña, si necesita sentirse un poco acompañado. Ya si la necesidad empieza a requerir un poco más de intensidad, de privacidad, tenemos unas pequeñas oficinas nido, para una o dos personas, donde es ya un espacio de trabajo más intensivo. Si la necesidad es distinta, pasan a una modalidad que es ya la instalación en una oficina o en una oficina laboratorio en función de la tipología del proyecto que desarrollan. Tener un espacio físico para trabajar es importante, pero lo importante de tenerlo aquí además es que estamos en un entorno que es un Parque Tecnológico, a ellos les da prestifio, saben que están rodeados de un ecosistema empresarial y de un ecosistema relevante para su desarrollo. Pero además es que en el centro de empresas tienen cubiertas muchas necesidades de las que no tienen que preocuparse. Hay una persona en centralita que atiende las llamadas y va gestionado todo es flujo, no tienes que reservar a alguien de tu empresa para esa tarea, tienes salas de reuniones, no tienen que buscar un espacio dentro de tu oficina para reunirse con clientes... Y lo importante también es lo que sucede respecto a las conexiones que hay dentro del propio edificio para proyectos que son complementarios o que se pueden ayudar en un momento dado en necesidades.

-¿Cuánto tiempo pasa desde que una persona entra por la puerta de este edificio hasta que ya sale para seguir con su empresa fuera de aquí?

-Es muy variado. La media de permanencia aquí en el edificio es de entre 18 meses y dos años. Es una media, pero luego hay empresas que vienen y en un año sus expectativas de crecimiento son amplias y ya necesitan buscarse otro alojamiento. Y hay empresas en cambio que tienen un crecimiento mucho más sostenido y pueden estar hasta tres años. Tampoco se ha echado nunca a nadie, siempre es un proceso por supuesto bien gestionado, con voluntad de ambas partes, pero es cierto que una incubadora no está pensada para ser un alojamiento definitivo de una empresa, sino para un periodo de maduración del propio proyecto empresarial que por su propia definición debe salir y seguir creciendo.

-El tope suele ser tres años de media, pero hay casos de mayor duración.

-Suelen ser tres años en el caso de empresas de tecnologías más básicas, que se puede ampliar un poco más en función de la situación de la empresa. En cambio en la bioincubadora es un periodo más amplio, son 5 años más 2. Es decir, que podrían estar aquí hasta 7 años. Son procesos mucho más lentos, desarrollos de producto más lentos. Y, por otro lado, movilizar un laboratorio, un equipamiento de este tipo, no es como una mudanza de otro tipo de empresa.

-¿Con qué tipo de apoyo financiero cuentan las empresas que empiezan a desarrollarse? ¿Ayudas públicas?

-Puede ser el caso. Es decir, aquí el acceso a financiación de las empresas se trabaja mucho, porque todo este grupo de empresas basadas en tecnología con amplio potencial de crecimiento es objeto de apuestas muy intensas por parte del Gobierno del Principado a la hora de apoyarlos. Por ejemplo, hay una ayuda a empresas de base tecnológica que apoya en su creación con hasta 100.000 euros a fondo perdido. En general, viene a cubrir los costes de lo que es la puesta en marcha inicial de esa empresa completamente. Pero esa gasolina se acaba pronto y es cuando empieza la fase de buscar financiación de forma más activa, puede venir a través de la elaboración de proyectos de I+D, de hacer proyectos en innovación, o pueden buscar más fórmulas distintas, como por ejemplo el fondo Start up Asturias, que es un fondo gestionado en el mismo Parque Tecnológico por nuestros compañeros de la SRP (Sociedad Regional de Promoción) en colaboración con nosotros y con el IDEPA (Instituto de Desarrollo Económico del Principado). Ese fondo, ya no en la modalidad de subvención, estamos hablando de una participación financiera, de un préstamo participativo, te puede complementar hasta 300.000 euros en tres fases. Según tu propio modelo de negocio va avanzando si vas cumpliendo hitos y si de alguna manera se mantienen esas expectativas de crecimiento. Entonces, este es un grupo muy querido, muy apoyado, porque creo que todos somos conscientes de la importancia que van a tener todos estos emprendedores, innovadores y tecnológicos a la hora de conseguir la Asturias del futuro. Una Asturias que responda a retos en un mundo que cada vez va más rápido y donde realmente el desarrollo de tecnologías innovadoras va a ser la clave de que podamos ser competitivos en el futuro.

-Aquí se alumbra en cierto modo la Asturias más innovadora.

-Es así. Cada año trabajamos intensivamente con unos 150 proyectos innovadores. Digo intensivamente porque contamos con muchos más. Y aquí, en el el trabajo del día, estamos en contacto con todos esos proyectos y asumimos una realidad de Asturias que es bueno darla a conocer. Quizá todo esto no es tan conocido socialmente fuera, la cantidad de movimiento que hay, la cantidad de talento que está luchando por buscar una oportunidad, la cantidad de instrumentos y de herramientas que tiene para acompañarse en el camino, y yo creo que es responsabilidad de todos hacer que esta información circule y que sean conscientes todos de la importancia de apoyar a estas personas y proyectos porque quizá es el futuro en el que trabajen nuestros hijos, quizá las personas y empresas que den empleo en Asturias en el futuro. Por eso se apoyan tanto y hay tantas expectativas respecto a ellos. De todas maneras conviene ser realistas también. Impulsar una empresa de base tecnológica es muy arriesgado-

-Explíquese.

-Toda experiencia empresarial tiene un riesgo claro que es un riesgo comercial, de negocio. Pero es que una empresa de base tecnológica tiene un riesgo añadido, que es el desarrollo del propio producto. Cuando manejas una tecnología que está todavía en unas fases muy iniciales, tienes la expectativa de que esa tecnología llegue a dar los resultados que tú tienes en mente. Pero puede ser que no, que al hacer el escalado de esa tecnología pues no dé esos resultados o peor aún, que cuando dé esos resultados el mercado no lo interprete como una oportunidad y que por la razón que sea los potenciales clientes que tú habías pensado pues realmente no le den el valor a la hora de comercializarlo. Por eso una start up es casi un experimento, una tecnología a la búsqueda de un modelo de negocio rentable que le permita crecer y sostenerse. Hay que tener los oídos muy abiertos, el radar muy abierto, para ver cuál es el primer feed back que te da el mercado, cuando tú empiezas a poner el producto en servicio. En ocasiones te pasa que el valor está en algo que tú no habías considerado como el bien mayor porque habías puesto el foco en otra área. Por eso hay que estar siempre receptivos y estar siempre atentos. En todo ese proceso de descubrimiento que tiene una parte comercial importante es muy necesario apoyarles. El reto está en hacer y el reto está en crecer.

-¿Qué porcentajes de supervivencia se manejan?

–Hay indicadores muy interesantes. La supervivencia ahora está en un 68 por ciento a los 5 años. Podríamos decir que casi 5 puntos por encima de la media nacional, con muchos matices, pero sí da una idea el indicador, pese a no poder hacer una comparación absoluta, del mimo con el que estos emprendedores trabajan, de la intensidad del acompañamiento que van encontrando en esos primeros años, porque esos porcentajes de supervivencia son realmente un éxito. Y ahora el siguiente reto es no solo que sobrevivan sino ayudarlos a crecer, a que cada vez contraten más gente, con un empleo muy cualificado como el que ellos proporcionan, a que sigan aumentando su facturación, internacionalizándose y puedan crear, hacer evidente ese potencial por el que han sido apoyados.

-Habla de una media de 150 personas con las que se trabaja anualmente de manera intensiva. Lógicamente, no todos están físicamente alojados en el CEEI.

-Nosotros tenemos un alcance regional, es decir, somos un instrumento apoyado por el Gobierno autonómico. No importa si el emprendedor está situado en el Occidente, en Oriente, en Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres… Trabajamos con emprendedores. Hay algunos que por la propia definición de su proyecto quieren estar aquí instalados, en este entorno del Parque Tecnológico. El alojamiento para nosotros es un servicio más. Tenemos gente que hace uso de ese servicio y tenemos emprendedores, de hecho la inmensa mayoría, que no están en el edificio. Pueden estar en cualquier otro entorno donde sea natural su forma de funcionar.

-Hay proyectos con un trabajo intensivo de creación y otros en fase de consolidación que, a la vez, también son muy numerosos.

-A medida que nuestra comunidad, la comunidad de empresas que nos rodea, se va haciendo mayor, no abandona el servicio del CEEI. Cada vez tenemos más programas que van a esa fase de consolidación, a esa fase de crecimiento, con lo cual, un centro que nació muy pensado para la creación, para poner en marcha iniciativas, ha tenido que ir adaptándose también en el tiempo creando programas que apoyen a las empresas en el crecimiento y en la consolidación. Si hablo de 150 proyectos de creación, lo que puedo decir es que tenemos más de 200 de empresas que están consolidándose, con las que estamos trabajando constantemente en oportunidades, en programas distintos. Y eso para nosotros también es un reto, porque hay que encontrar servicios que satisfagan un poco toda esa necesidad de crecer. Así tenemos por ejemplo lanzaderas de internacionalización junto a Asturex, porque llega un punto que necesitan profesionalizarse. Todas nacen con una visión global de su tecnología, pero llega un momento que tienen que ejecutarla. Junto con Asturex tenemos una lanzadera que lo que hace es una formación muy intensiva en todos los campos de internacionalización, que les da a escoger unos países de destino que les parezcan interesantes para actividad comercial y crear agendas más intensas en esos países de destino. O por ejemplo, uno de los grandes problemas a la hora de crecer es que ese equipo promotor que estaba muy basado en la tecnología se encuentra ya bloqueado porque llega la fase comercial y les despista un poco más.

-¿A qué se refiere?

-Tenemos un programa pionero, llamado "Se busca CEO", que lo que hace es poner en contacto a todos estos promotores de tipo tecnológico de estas empresas con personas que tienen otro perfil más de gestión, de internacionalización, de desarrollo de negocio… Intenta buscar entre ellos ententes cordiales, no es un programa laboral, porque si ellas pudieran solucionar su problema contratando laboralmente lo harían, pero los recursos no dan para ello. Entonces necesitan gente que encuentre otras maneras de involucrarse dentro del proyecto. Que asuma el mismo riesgo que ellos, quizá que se incorpore en el mismo equipo promotor, que sea consciente de que su aportación dentro de la empresa será el rédito que va a obtener, que el propio crecimiento de la empresa será el que a él le proporcione una entrada de recursos. Así que bueno, es una manera muy innovadora de cooperar y estamos ya en las cuarta edición del programa y siempre surgen estas relaciones interesantes y hay gente que se une a proyectos. Lo que no hacemos es labor de prescripción comercial. Es decir, por supuesto, facilitamos todos los contactos del ecosistema y entorno que nos rodea en el parque, con todas las empresas asturianas, y luego está la relación tan intensa que tenemos con el IDEPA y todo el Grupo IDEPA. Sí se trabaja intentando buscarles una validación de mercado que les sirva luego para abrir.

–¿Algún ejemplo de empresa que haya empezado en el CEEI y luego se haya instalado en el Parque Tecnológico?

–Ejemplo que ha seguido la pauta completa es Dropseens, una de las empresas que estuvo aquí, trabajamos con ellos cuando todavía cruzaban la puerta siendo investigadores de la Universidad de Oviedo. Crearon un modelo de negocio en base a unos sensores electroquímicos con gran potencial de aplicaciones para la detección en campos como la salud, el medio ambiente, el campo industrial... Estuvieron instalados en la bioincubadora, hicieron crecer el proyecto, se les quedó pequeña la bioincubadora, tuvieron que irse porque las costuras ya del edificio reventaban y ahora vuelven al Parque Tecnológico con un edificio propio. Ojalá creemos muchos más Dropseens y podamos hacer que estos pequeños embriones que llegan desarrollen todo ese potencial.