Fue Llanera un territorio que antaño acogió las casonas de familias de gran linaje en Asturias y por ello conserva muchas edificaciones palaciegas y torres medievales, la mayoría con leyendas o relatos más o menos verídicos de un pasado que habla de conflictos entre nobles o de aventuras dignas de ser noveladas. La Torre de Valdés,en San Cucao, es una de las edificaciones del municipio con mucha historia. En las inmediaciones del inmueble un panel cuenta que "don Diego Menéndez de Valdés, a quien con razón apodaban ‘El Valiente’, dueño y señor de la Torre de San Cucao, se negó a prestar auxilio a don Enrique de Trastámara, quien luchaba por el trono de España contra su hermano el Rey don Pedro". Cuando murió el Rey y Enrique subió al trono, Diego fue perseguido y para ponerse a salvo se vio obligado a la reclusión en un monasterio gallego. Después de años y durante unas fiestas reales que se celebraban en Valladolid, el monarca pidió caballeros que tomaran parte en las luchas "y se presentó en la plaza uno vestido de negro y con el rostro cubierto por la visera del casco", que fue derrotando a todos a los que se enfrentó para entretenimiento del monarca. Este,terminado el espectáculo, le preguntó quién era. "Soy un antiguo vasallo de vuestra Majestad, que no os quiso dar posada ni ayuda cuando Vos la demandasteis en San Cucao de Llanera, mi casa está arrasada y mis tierras sembradas de sal", se cuenta que respondió. "El Rey, como premio a su valentía, le devolvió sus tierras con el perdón. Don Diego volvió a Llanera y reedificó su Torre en el solar de la que había sido desmantelada por orden de Don Enrique de Trastámara", finaliza el relato que puede leerse a la entrada del lugar, hoy conocido como Castillo de San Cucao y un recinto privado en el que se acogen banquetes, aunque el edificio y la finca están perfectamente a la vista desde el exterior.

El edificio es originariamente del siglo XIV y hoy está muy modificado, pero aún así resulta de gran belleza en el marco natural en el que se asienta, una estampa típica de Llanera, un mar de verde con algunas viviendas en una de las zonas de mayor belleza del municipio y en constante crecimiento poblacional en los últimos años.

Quien visite la zona también puede ver unos metros más adelante, justo al comienzo del pueblo de Guyame, un lavadero restaurado de la zona y la denominada Capilla del Diablo. El antiguo templo es una pequeña edificación que no tiene interés arquitectónico y, al contrario, solo llama la atención por el hecho de que se sitúa en una finca al pie de la carretera que atraviesa el pueblo y salta a la vista de quien pasa.

¿Y de dónde viene tan curioso nombre que relaciona con el demonio lo que antiguamente fue un templo?

La capilla fue en su día parte de la casona del siglo XVIII que se ubica un poco más arriba de la iglesia, una construcción muy remozada, con un típico corredor de madera asturiano, originalmente propiedad de la familia Martínez Bango. El pequeño templo tenía en su interior una imagen de San Bartolomé, santo que sufrió el martirio de que le arrancaran la piel a tiras y que solía representarse con la figura de un diablo a sus pies. La imagen se quemó durante la Guerra Civil. Pero quedó el nombre de la Capilla del Diablo, que así se había empezado a llamar popularmente, se cree, a causa de la figura demoniaca que acompañaba a la representación.