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CRISTINA VEGA SALMÓN | Cabo, 34 años, Gijón | BORJA VARELA PÉREZ | Cabo, 35 años, Oviedo

"No llamas un día a la familia y piensan que ha pasado algo malo"

La cabo gijonesa Cristina Vega Salmón salió de misión en 2007, con destino a Marjayún, en el Líbano. "El cometido del operativo era interponernos entre los israelíes y Hezbolá, que estaba dando guerra y había que mantenerlos en su sitio. Unos lanzaban morterazos y los otros se defendían", asegura. Pero no sufrió situaciones de grave riesgo, en todo caso el calor insoportable, nada que no se sobrelleve con grandes cantidades de agua.

"Estuve realizando sobre todo labores administrativas, operando la radio o en alguna ocasión conduciendo algún vehículo", asegura esta militar, que iba destinada a la compañía de mando. Los españoles destinados en la base "Cervantes" de Marjayún aprovecharon para "formar a la gente en idiomas y distribuir mucha ayuda humanitaria". Y es que "la situación de la gente era pésima, no había acceso a educación ni sanidad". La relación con la población era mínima, más con los trabajadores nativos de la base.

Hacía poco que había entrado en el Ejército y se lo tomó con mucho entusiasmo. "Era lo que quería y fui al Líbano con mucha ilusión", dice. "Lo peor", añade, "era para la familia. Nosotros estamos bien, pero ellos se imaginan lo peor. Si no llamas un día por lo que sea, ya piensan que ha pasado algo malo".

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