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Factores de crecimiento: aceleradores de la restauración de tejidos

"Es una práctica inocua avalada por un soporte científico", subrayan los traumatólogos José Antonio de la Fuente y Agustín Triviño López

José Antonio de la Fuente, a la izquierda, y Agustín Triviño. julián rus

Un acelerador de la restauración de los tejidos. Ésta es la atractiva tarjeta de presentación de los factores de crecimiento, un tratamiento aún no muy conocido, pero empleado en un volumen creciente de lesiones y en la mayor parte de las especialidades médicas. "Es una práctica inocua avalada por un soporte científico", subrayan los traumatólogos asturianos José Antonio de la Fuente y Agustín Triviño López, quienes en las líneas que siguen explican las claves de una terapia aplicable sin límites de edad.

¿Qué son?

En las plaquetas (en los gránulos alfa) y en el plasma sanguíneo hay unos factores (PRGF, Plasma Rich in Growth Factors) de crecimiento, reparación y regeneración de los tejidos. La clave de su eficacia estriba en que los factores de crecimiento de las plaquetas (FCDP) son un acelerador de la restauración de los tejidos.

Indicaciones múltiples

Las principales aplicaciones de los factores de crecimiento son, entre otras, las lesiones tendinosas y musculares, las fascitis y los síndromes subacromiales (dolores en la zona del hombro). También se emplean para los retardos de consolidación ósea, los injertos de ligamentos y las artrosis. Se utiliza en prácticamente todas las especialidades: dermatología, maxilofacial, oftalmología, traumatología...

La edad no importa

En principio, pueden utilizarse con todo tipo de pacientes que presenten las patologías reseñadas, con independencia de la edad. Durante las semanas de tratamiento aconsejamos no usar antiagregantes plaquetarios, aspirina, disgren, antiinflamatorios como ibuprofeno o voltarén... Sí pueden utilizarse nolotil, paracetamol o tramadol.

Deportistas amateurs y profesionales

El recurso a los factores de crecimiento es muy habitual en deportistas tanto profesionales como aficionados. Es una técnica cada día más utilizada para lograr una aceleración de la regeneración tisular. El tratamiento se aplica del siguiente modo: se extraen entre 20 y 60 centímetros cúbicos de sangre (depende del tipo de lesión). Sólo se utilizará entre el 10 y el 15 por ciento. Una vez centrifugada y tras aplicar un anticoagulante, con una pipeta se separa la fracción más rica en plaquetas que contiene los factores de crecimiento y se añade cloruro cálcico para activarlos. Se inyectan en la zona lesionada. Es un proceso sencillo que dura entre 15 y 25 minutos El tratamiento puede aplicarse como terapia única (de forma ambulatoria) o durante las distintas cirugías. No puede mezclarse con anestésicos locales, pues dañan las plaquetas por su pH ácido.

Efectos progresivos

Tras la infiltración se puede hacer vida normal, pero durante 24 ó 48 horas no se debe hacer deporte ni esfuerzos en general. La valoración de los pacientes es subjetiva, ya que a veces han seguido diversos tratamientos previos. La mejoría es progresiva a lo largo de seis u ocho semanas.

Aclaraciones prácticas

El tratamiento suele ser ambulatorio. Para la cadera puede necesitar anestesia en el quirófano y ecógrafo. Habitualmente se ponen entre tres y cinco infiltraciones con un intervalo de descanso de una o dos semanas entre ellas. A nivel articular molesta, pero no duele. A nivel tendinoso es ligeramente doloroso durante cuatro o cinco días, y hay que aplicar hielo. No se pone con anestesia local. La tolerancia es excelente y no hay complicaciones. El riesgo de infección es mínimo. Es una práctica inocua avalada por un soporte científico.

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