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La asturiana y las semillas del tesorero de la faraona

La villaviciosina Gudelia García participa en el proyecto español que recupera en Luxor un jardín funerario del antiguo Egipto, algo inédito hasta la fecha

Detalle de los motivos decorativos en el templo de Hatshepsut, en Deir el-Bahari.

Hace más de 3.500 años, alrededor del 1.500 a. C., la faraona Hatshepsut gobernaba el antiguo Egipto. Desde su trono de Tebas, la actual Luxor, la faraona dominaba un extenso territorio a lo largo del Nilo y se rodeaba de un "consejo de ministros" para administrar este territorio. Al frente de la supervisión del Tesoro se encontraba Djehuty, el Cristóbal Montoro de la faraona, cuya figura da nombre al proyecto Djehuty, un proyecto de investigación español dirigido desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuyo objetivo es la excavación, restauración y publicación de hallazgos arqueológicos en lo que fueron las tumbas de Djehuty y su predecesor, Hery, y las necrópolis anejas. Las dieciséis campañas de excavaciones han sacado a la luz importantes hallazgos, como el ataúd de Iqer (2000 a.C.), el ataúd alado de Neb (1600 a.C.) o los pendientes de oro de Djehuty, además de un gran número de cerámicas, momias, vendas y otros objetos de menor tamaño.

Al frente del proyecto Djehuty se encuentra el investigador José Manuel Galán, que esta semana ha presentado los hallazgos de la expedición de 2017. El más destacado es un pequeño jardín o huerto funerario elevado medio metro del suelo y dividido en cuadrados. Se conocía de la existencia de este tipo de jardines, ya que se recogían en las pinturas de otras tumbas, pero ésta es la primera vez que se ha encontrado uno de ellos. Las plantas cultivadas en este huerto, similar a un semillero, tendrían un significado simbólico y podrían jugar un papel en los ritos funerarios, por lo que aportarán información sobre prácticas religiosas de la época además de conocer el medio ambiente de Luxor hace 4.000 años.

Flanqueando el pequeño jardín, los investigadores hallaron el tronco de un árbol de unos 40 centímetros -un tamarisco-, semillas y un cuenco con cuatro dátiles secos "a los que parecía que se les podía hincar el diente", bromeó el profesor Galán. Todos estos vegetales se han podido conservar debido a la arena arrastrada por varias riadas que los han protegido del ambiente exterior. Aunque la posibilidad de que las semillas, probablemente de cilantro, pudiesen germinar hoy en día -es un poco de Parque Jurásico, bromeó- la investigación nos puede llevar por caminos insospechados. Hemos hablado con arqueobotánicos y están en perfecto estado, no quemadas como suele ser habitual. Me conformo con poder identificarlas y clasificarlas".

De momento no se ha podido identificar al "huésped" de la tumba donde se realizaron los hallazgos "aunque creemos que sería de un personaje de alto rango, 500 años anterior al propio Djehuty (2000 a.C.), y quizá perteneciente a la familia real, dadas sus enormes dimensiones". La tumba fue saqueada en varias ocasiones y reutilizada mil años después, lo que dificulta la datación de los cientos de pequeños objetos hallados.

El equipo del proyecto Djehuty, que trabajó seis semanas sobre el terreno, está formado por veinte especialistas, quince de ellos españoles, y un centenar de trabajadores egipcios. Entre los primeros se encuentra la asturiana Gudelia García, natural del pequeño pueblo de Riañu. perteneciente a la parroquia de Valdebárcena, en el concejo de Villaviciosa, a más de 5.000 kilómetros y 4.000 años del Luxor del antiguo Egipto. Nacida en 1984, Gudelia se licenció en Historia por la Universidad de Oviedo en 2007, con el premio al mejor expediente académico de su promoción, y participó en numerosas excavaciones arqueológicas datadas desde la Edad del Hierro hasta el Medievo, como las Chao Samartín, Os Castros y La Güelga en Asturias, o Galliera, Cuol di Ciastel y Sassoforte, en Italia.

José Manuel Galán, director de la tesis doctoral de Gudelia, la invitó a incorporarse al proyecto Djehuty y ésta no lo dudó. "Había estado con anterioridad en Luxor en dos ocasiones en viajes turísticos, así que hacer el viaje y convivir allí con los miembros del equipo Djehuty era un privilegio". Sus principales campos de interés son la religión egipcia y sus textos funerarios y la religión egipcia y su impacto en la política.

Las jornadas de trabajo se iniciaban temprano, a las 6 de la mañana, desayunando en el hotel Marsán, apodado El Chiringuito por los expedicionarios. A las siete, iniciaban los trabajos en el yacimiento, que se prolongaban hasta las tres de la tarde: "La rutina diaria es como la de cualquier otra excavación, excavando y documentando los hallazgos, mi labor principal. Los restauradores cuidan de los materiales que necesitan intervención, los antropólogos físicos estudian los restos humanos y animales, el fotógrafo se encarga de las fotografías, la ceramóloga selecciona, pega y estudia la cerámica". Gudelia García era la encargada de la sección de materiales, "donde los objetos se procesan y se registran en la base de datos", proceso en el que contó con la ayuda de Dalia y de Dina, inspectoras egipcias en prácticas, que, según Galán, "fueron un ejemplo de mujeres trabajadoras y con iniciativa".

El trabajo de Gudelia, al lado de Francisco L. Borrego, se centró en la sección de materiales: "Nos encargamos de procesar e inventariar todos los objetos procedentes de la excavación". Según el jefe del equipo de investigación, "una de las tareas menos divertidas de la excavación es la revisión, inventario y almacenamiento de materiales. Por esa razón, todos estamos muy agradecidos a Gudelia y a Curro por su trabajo y abnegación". Un trabajo ímprobo pero que Gudelia supo disfrutar: "A Gudelia se la veía feliz, sobre todo el día que revisó una cantidad enorme de vendas de lino retorcidas y hechas jirones, junto con fragmentos de momia, extraídas de la excavación de una de las tumbas".

El día que encontraron el jardín también fue muy emotivo para Gudelia, que todavía recuerda el momento "con emoción y entusiasmo. Es un privilegio estar ahí en un momento así. El hallazgo tiene una gran importancia, pues aporta información sobre el medio ambiente, las prácticas religiosas y los jardines en la antigua Tebas".

La de 2017 fue la decimosexta edición del proyecto Djehuty "y ya estamos trabajando en preparar la próxima campaña", afirma Gudelia, si encuentran la financiación necesaria, ya que, "en líneas generales, la inversión tanto pública como privada en los proyectos de investigación en el área de las ciencias humanas y sociales es escasa e insuficiente".

Hasta que el clima de Luxor permita reanudar los trabajos el próximo mes de enero, Gudelia prepara "la defensa de mi tesis doctoral titulada: "El dios Luna Iah en la religión y política egipcias", dirigida por José Manuel Galán Allué y Gloria Mora Rodríguez. "El objetivo de esta investigación es analizar el papel del dios Luna Iah en la religión egipcia y su influencia en la sociedad del Reino Antiguo y comienzos del Reino Nuevo". Pero ahí no concluye su fascinación por el antiguo Egipto, ya que continuará ampliando sus estudios de egipcio antiguo que inició en el Seminario Posener del Centro Superior de Estudios de Oriente Próximo y Egipto de la UAM y catalogando las notas de la última expedición ya que los hallazgos físicos se quedaron en Egipto.

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