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El vínculo que salvará el Prerrománico

Profesores y alumnos que participan en las visitas escolares a "Santullano, viaje al siglo IX" destacan que la exposición les permite conocer el arte de la Monarquía asturiana y también aprender a respetarlo

Tres alumnos del Loyola, en las cajas ciegas del tacto.

Los alumnos de PMAR, un curso de refuerzo, del colegio Amor de Dios de Oviedo recorren entusiasmados la exposición "Santullano, viaje al siglo IX", que organiza LA NUEVA ESPAÑA. Con todos los sentidos alerta, los adolescentes, de entre 14 y 16 años, disfrutan explorando los sonidos, los olores y las texturas del Medievo. Pero es la recreación digital de los frescos del gran templo prerrománico, que los chavales descubren a través de unas gafas de realidad virtual, la que les conquista por completo.

"Con este colorido, la iglesia tiene más vida. Hice allí la primera comunión, y ver así el edificio, con estos colores... ahora, cada vez que vaya por allí, la veré de otra forma, distinta", reflexiona Raimundo Obama, que a sus 14 años ha redescubierto el templo gracias a su visita a la muestra, patrocinada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, Banco Sabadell, Fundación EDP, la Consejería de Educación y Cultura del Principado y Telecable, y que se puede visitar hasta el próximo 25 de junio en la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), en la plaza Porlier de Oviedo.

Durante esta semana, los alumnos de ocho colegios de la región visitaron la muestra, en una experiencia que sus profesores valoran por su potencial didáctico, pero también por algo más profundo, quizá más importante: la forma en la que, a través de esta experiencia didáctica, los niños y adolescentes que visitan la muestra logran establecer un vínculo con el arte prerrománico. "Aparte de querer darles un conocimiento, al traerlos a la exposición quería que vieran algo más, que captaran una idea: además de conocer, se debe respetar el patrimonio", explica Anunciación Cabezón, la profesora que acompañó a los alumnos del colegio Amor de Dios en su visita a la muestra.

La idea prendió en los chavales. Yuliani Gutiérrez, que ya hace sus pinitos como pintora, reflexionó al ver la exposición sobre el poco aprecio que se tienen por esta joya del Prerrománico, pese a estar declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: "Al ver la iglesia a través de las gafas tuve una impresión muy viva de lo que fue Santullano en su origen. Pero ahora las pinturas ya no lucen así, y me temo que irá a peor, con las vibraciones de la autopista y el humo de los coches, que perjudica a las paredes y a las propias pinturas. Deberían quitar esa autopista de ahí".

Lograr este nuevo aprecio por el Prerrománico fue lo que impulsó a los promotores de la muestra, y es también un objetivo primordial para los docentes que han guiado a sus alumnos en las visitas. Dice Beatriz Gutiérrez, la tutora del los escolares del colegio Santa Bárbara de Lugones, que a sus alumnos, chicos de entre 9 y 10 años, les gustó la exposición por el método empleado y por una feliz coincidencia en cuanto a su plan de estudios: "Tuvimos la gran suerte de que estábamos estudiando Santullano y el Prerrománico de Oviedo. Vimos cómo eran las pinturas y hablamos de ello. Y se dio que LA NUEVA ESPAÑA hizo esta exposición. Así que nos animamos a venir para ver esto, casi mejor que verlo in situ. Nos permite oler, oír, tocar y ver. La exposición me parece estupenda. A ver si la gente se conciencia del tesoro que tenemos y de que debemos cuidarlo. A los chicos les encantó", explica la profesora, que añade que le unen muchas cosas a Santullano: "Me bauticé, hice la comunión y me casé en este templo. Mi niñez fue en los prados de Santullano, que ya no son lo que eran, tampoco la iglesia", evoca la tutora del colegio de Lugones, a la que le gustaría que se dejara constancia del párroco Juan Ramón, al que recuerda con emoción y nostalgia.

Y de que a los niños les encantó da fe Agustín, de 10 años y del curso 4.º B: "Me gustó cuando lo estudiamos con la profesora", cuenta. Y ahora "me gustó ver la iglesia con las gafas", dice en referencia a la realidad virtual que ofrece la muestra. Igual que su compañera Alicia Fernández, de 4.º A, que cuenta que ya sabían un poco de qué iba porque "nos lo explicaba bien Beatriz. Y ahora vimos lo que nos contaba", cuenta la alumna del Santa Bárbara, a la que le gustó la realidad virtual. Y le llamaron la atención los olores, que calificó como "raros".

"A los niños les gusta porque son como esponjas y esto es parte de su cultura y de su entorno, y así son capaces de trasladar sus conocimientos al aula", sostiene María Visitación Castro, profesora del colegio Loyola de Oviedo. Su compañera en el claustro, Ana Muñoz, considera que en conjunto es una exposición muy bien llevada, que consigue entusiasmar: "Los niños están descubriendo algo nuevo y todos están queriendo volver con sus padres para contárselo. Para ellos es muy motivador". Dice que le pareció muy interesante el vídeo en el que Juan Ferreira y Santi Cuesta, los infógrafos de LA NUEVA ESPAÑA que realizaron la reconstrucción digital de los frescos tal y como lucían en origen, explican cómo elaboraron el montaje. Destaca también que se "ve el antes y el después, y los textos de los paneles están muy bien hechos, son muy gráficos. Es una gran ayuda para los docentes; los maestros".

Adrián Minardo tiene 14 años. Es de segundo de la ESO del colegio Nuestra Señora del Rosario de Ribadesella. Dice que la muestra "es una buena idea porque los alumnos aprenden así mejor la historia; que se vea esta época del Medievo como una época con colores. Y está muy bien logrado todo: las texturas son muy reales; te sientes como si estuvieras allí. La idea es de este tiempo, como un videojuego que se debería de aplicar a muchos lugares", cuenta Adrián, que, como a muchos de los alumnos que visitaron la exposición a lo largo de la semana, le sorprendió poder escuchar "porque te traslada a la época"; los olores y, claro, lo mejor la realidad virtual: "Te sentías muy dentro, como si estuvieses allí". Su compañera de colegio y curso Corina, de 13 años, insiste en la sensación que producen las gafas porque "nunca te puedes imaginar que algo de esa época fuera tan bonito".

La profesora de ambos, Ana Puente, desvela que los alumnos están "verdaderamente impresionados. Yo trabajé mucho la Edad Media, es una época a la que tengo cariño. Les intento transmitir a los alumnos que no es una época oscura, que es una idea muy transmitida por videojuegos, series de televisión y películas. Esta exposición me ha venido de maravilla para romper con esta idea y que vean estos colores y lo que impresiona observar que gentes humildes de la época, que no salían a otros lugares, disfrutaban de esta profusión de luz y color. La idea como exposición es fantástica", sentencia la profesora riosellana.

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