Más de quinientos lectores llegados de toda la región, en su mayoría mujeres, participaron ayer en la celebración del V Encuentro de Clubes de Lectura de Asturias que contó con la presencia del escritor leonés Julio Llamazares. La cita tuvo lugar en el Nuevo Teatro de La Felguera, que se quedó pequeño para recibir a tanto lector. Llamazares, que dijo sentirse "como un político en un mitin, ya que no estoy acostumbrado a tanto público", presentó su última novela "Distintas formas de mirar el agua". También tuvo tiempo para contestar a las preguntas de sus ávidos lectores.

El escritor es natural del pueblo leonés de Vegamián, una localidad que ya no existe porque fue inundada en los años sesenta por la construcción del embalse del Porma. Esta historia tiene mucho que ver con su último libro, que narra la historia de una familia cuyo pueblo fue anegado por un embalse y con el que rinde homenaje a los "más de 500 pueblos sumergidos que hay en España y cuyos vecinos fueron exiliados cual judíos". Llamazares afirmó ayer que "siempre me he preguntado qué ocurrió con esa gente". En su caso, como apuntó, los antiguos vecinos de Vegamián se reúnen cada 13 de junio, coincidiendo con la fiesta de San Antonio, "para poder verse, aunque sea una vez al año". Aunque lo que más le marcó fue cuando a los 28 años tuvo la oportunidad de volver a este pueblo. "Habían vaciado el pantano y vi las ruinas de Vegamián, un escenario dantesco, como del fin del mundo, algo bastante impactante". Las palabras de Llamazares fueron complementadas con la proyección de un documental de TVE sobre el pantano del Porma, donde los lectores tuvieron la oportunidad de ver el pueblo de Vegamián antes y después de ser inundado.

Pero el encuentro no estuvo centrado únicamente en "Distintas formas de mirar el agua". Julio Llamazares tuvo tiempo para la crítica, señalando que "ahora parece que todo el mundo escribe, pero no todos saben escribir literariamente". Y que, en su caso, "yo escribo por vocación, por necesidad, no es un oficio ni un capricho, escribo lo que me piden el cuerpo y el alma, por eso tardo tanto en escribir". Julio Llamazares tiene a sus espaldas casi una treintena de obras entre narrativa, ensayo, poesía, libros de viajes e, incluso, guiones cinematográficos. Un bagaje literario que los lectores que se dieron cita ayer en Langreo conocían muy bien. Sus preguntas llegaron al alma del escritor. Una de las primeras cuestiones a las que respondió fue a la influencia de la memoria en sus obras. Llamazares explicó que "la memoria es importante, siempre escribo a partir de la memoria porque la imaginación no es más que la memoria fermentada". Otro aspecto aludido por los lectores fue la etiqueta de "escritor rural" que le han colocado y su relación con Miguel Delibes. El escritor negó esa consideración, si bien subrayó que "es difícil quitarse esa etiqueta". Relató que tras la publicación de "El cielo de Madrid" (2005), "cuya acción ocurre íntegramente en el centro de la capital española, uno de los mejores críticos literarios dijo que era una novela rural, así que ya no sé qué decir", aseguraba el escritor con sorna.

Los lectores también quisieron conoces algunos detalles del proceso creativo de Llamazares, cuándo escribe o por qué abandonó la poesía. "Yo escribo con la cabeza, otra cosa es el instrumento que utilice", contestaba a una lectora, destacando que "escribo cuando voy por la calle dando un paseo y me surge la idea porque si me siento delante de un papel en blanco lo normal es que no me salga nada". En cuanto a la poesía, aseguró que "nunca he dejado de escribir poemas, sólo que no lo hago como género".

Tras el encuentro en el Nuevo Teatro se celebró una comida de confraternidad con todos los lectores.