Dar a luz en el Hospital de Jarrio es, cada vez más, un reclamo para las madres de otras áreas sanitarias, e incluso de otras comunidades autónomas. Los datos señalan que, en 2013, un 17 por ciento de los partos en el centro coañés eran de madres llegadas de fuera del área noroccidental, cifra que aumentó hasta el 20 por ciento un año después. Este reconocimiento es debido, en gran parte, al equipo de maternidad del centro, en el que destaca el trabajo de las seis matronas. ¿El secreto? "Hacemos que la mujer se sienta protagonista de su embarazo y de su parto", desvela Montse Gabancho, que compagina su turno en el hospital con la atención en los centros de salud.

Su figura, la de matrona en Atención Primaria, se instauró en el año 2013 en el área sanitaria I, tras la constatación de que se trataba de la "pieza del puzzle que faltaba" en la atención a la mujer. En las consultas de Luarca, Navia y Vegadeo, Montse Gabancho recibe al año a más de trescientas mujeres, a las que controla en el embarazo, parto y postparto, y a la que resuelva toda duda que se planteen.

"De esta forma, la matrona puede poner al servicio de las pacientes toda su especialización en ginecología y obstetricia, además de ser una figura muy cercana", aclara la profesional sanitaria, que explica que "se crea una confianza, se aclaran todas las dudas, e incluso se llega a crear una amistad". El servicio funciona, y las matronas quieren seguir potenciando su labor, ofreciendo toda la atención femenina, incluyendo anticoncepción y sexualidad en la adolescencia, y menopausia.

Su otro ámbito de trabajo es el centro hospitalario de Jarrio, reconocido como "amigo de los niños". "No hacemos nada extraordinario. Lo que tiene Jarrio es un equipo y un criterio claro a la hora de trabajar. Ese criterio es que se respeta el ritmo del parto, se vigila que todo vaya bien, y no se interviene de forma sistemática, sólo si hay algo que se desvía de la normalidad. Por ejemplo, no se acelera la dilatación, se la deja que fluya de forma natural. Es un trato muy familiar, y cercano", relata la matrona.

En esa misma filosofía de trabajo, las matronas están en todo momento acompañando a las madres a punto de dar a luz, se permite a la parturienta que beba líquidos y que realice ejercicios durante la dilatación. Se permite la compañía de la pareja o de la persona que la madre elija, y cuando la criatura llega al mundo, se fomenta el contacto piel con piel con los progenitores. El recién nacido se adapta durante unas horas a la vida fuera del útero antes de ser sometido a los controles de peso.

Todo ello con un único objetivo: "El nacimiento de un hijo es algo trascendental. Tratamos que los padres se vayan de aquí con un recuerdo grato, con la sensación de haber tenido un hijo en un ambiente de respeto y tranquilidad", asevera Montse Gabancho.

Tras una dilatada experiencia en la zona, donde comenzó a trabajar en el año 1991, destaca el papel cada vez más implicado del papá: "Ahora vienen a la consulta, y se preocupan por la alimentación de la madre y del hijo".