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San Tirso de Abres repuebla con bares

"La acogida es buena, en el pueblo se gana en tranquilidad", dicen los nuevos vecinos al frente de los establecimientos San Isidro y San Juan

María Saldarriaga, en el bar San Juan, que regenta en San Tirso. T. CASCUDO

Hace dieciocho años que los alicantinos Rosa María Cayuelas y Jesús Fernández pusieron por primera vez un pie en San Tirso de Abres, convirtiéndose desde entonces en veraneantes habituales. Sus visitas servían para soñar con una jubilación en la zona, hasta que el desempleo se cruzó en su camino y decidieron que era el momento de dejar Elche y cambiar de aires. En mayo se establecieron en la capital del concejo más occidental de Asturias, donde acaban de tomar las riendas del bar San Isidro.

"Teníamos siempre en la cabeza lo de venirnos al jubilarnos, pero luego nos dijimos, pero ¿para qué esperar?", precisa la pareja, feliz con el cambio de aires. De ahí que se atrevan a animar a más gente: "Si alguien lo está pensando, que no lo deje para la jubilación, que se vaya ya al pueblo, porque, queriendo, hay trabajos y se gana en calidad de vida", apunta Cayuelas.

A Fernández, siempre ligado a la hostelería, le salieron rápidamente trabajos. Tras el fin de la temporada estival, tuvieron noticias de que el bar San Isidro, junto a la gasolinera, quedaba vacío, y se decidieron a cogerlo. Fernández se hizo cargo de la cocina y a Cayuelas, que había trabajado como aparadora del sector del calzado en Elche, le está tocando iniciarse en el nuevo oficio. La respuesta de la gente no ha podido ser mejor, e incluso los están ayudando para que se acostumbren a los sabores locales: "Bromean conmigo diciendo que no vaya a hacer cosas raras de mi tierra y me dan consejos para acertar con las recetas", dice Fernández.

Unos meses antes, en agosto, la ecuatoriana María Saldarriaga se decidió a reabrir el céntrico bar San Juan. Lleva ya dos décadas en España y en los últimos años regentó un bar en Vegadeo, pero decidió trasladarse a San Tirso, donde se siente bien recibida. "Estoy muy contenta con la gente, es un pueblo muy familiar", dice esta mujer, que recomienda establecerse en los pueblos porque "se gana en calidad de vida y en tranquilidad".

El alcalde, Clemente Martínez, está muy satisfecho con la reapertura de estos establecimientos, que se suman a los otros tres bares abiertos: "Los bares son muy importantes en los pueblos, son punto de encuentro y reunión, además de generar actividad económica". Además el Consistorio quiere arrimar el hombro y generar movimiento: se van a recuperar las jornadas de tapeo y a estrenar una sesión de cantos de tabernas.

Todos muestran su satisfacción por el aumento de actividad y refieren casos de otros emprendedores ligados a la huerta ecológica o las canoas. "Se nota el movimiento, San Tirso está dando oportunidades y en poco tiempo ha resurgido", añade el mallorquín Miguel Moll, que tras jubilarse el año pasado se mudó a San Tirso desde Zaragoza. Dice que le trajo hasta aquí lo mismo que a los demás: la belleza del paisaje y la tranquilidad del lugar. Todos defienden la importancia de remar juntos para que el pueblo despegue.

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