La braña de Aristébano no vivirá este verano la boda vaqueira por primera vez en 61 años. El Consejo Rector de la Vaqueirada, entidad que se encarga de la organización del particular enlace, decidió ayer suspender el encuentro que todos los últimos domingos de julio congrega a multitudes. "Es lo prudente y ya no hay marcha atrás", concretó ayer el presidente, José Luis Rodríguez Bueno. "Hemos dado el paso porque en el caso de la Vaqueirada no sería posible celebrar lo que, una boda y folclore, con las medidas de seguridad y distancia social oportunas por la pandemia", añadió. Es la primera de las grandes fiestas estivales de la comarca que se suspende.
Este año no fue necesario recurrir a grandes campañas de promoción para buscar novios, como ocurrió en pasada ediciones. Ya había pareja elegida por el Consejo, si bien ésta (él de Caroyas y ella de Oviedo, según pudo saber este diario) no tenía el beneplácito de la Iglesia, algo indispensable por tratarse de una boda católica. Por este motivo, el Consejo Rector declinó ayer dar a conocer sus identidades. Sí avanzó que la pareja podrá casarse el próximo año por este rito, guardando así "su turno" aunque se presentaran otros candidatos.
La fiesta es una de las más peculiares de la comarca por su recuerda al pueblo y costumbres vaqueiras. Los novios se tienen que vestir con el atuendo tradicional, se desplazan a caballo y llevan un carro con la cama y la dote.
El alcalde de Valdés, Óscar Pérez, reconoció ayer el acierto de los organizadores de la boda vaqueira. "Estas decisiones, basadas en criterios de salud pública, nos parecen prudentes y adecuadas", destacó.
El gobierno local se reserva el derecho a ampliar las directrices que marcará el ejecutivo central en materia de fiestas y de cara a a julio y agosto. En el aire estaría el Rosario y San Timoteo.
