Los tarros de “Miel del Cortín”, que saca al mercado cada año el apicultor ibiense Alberto Uría, son siempre especiales porque forman parte de una edición limitada dentro de la producción de su empresa Miel Outurelos. Y porque los beneficios que se obtienen por su venta se destinan a la recuperación de colmenares tradicionales como es el cortín. La última, de 200 botes, se ha convertido además en un homenaje al cunqueiro de Trabáu (Degaña) Victorino García, que falleció el pasado mes de septiembre de forma repentina.

En la etiqueta se puede ver su imagen y además, el tarro viene entre dos trozos de madera “de nuestros montes”, matizó Alberto Uría, que explica que la elección del diseño responde a la intención de mostrar la unión que existía entre este material y el homenajeado, que “consiguió dignificar tanto la madera y el monte, como el oficio de cunqueiro”, añadió.

“Con estos tarros de miel pretendemos rendirle homenaje por todo lo que hizo por el territorio, colaboraba en todo lo que le proponía y creo que nunca le estaremos suficientemente agradecidos, el territorio perdió a alguien irrepetible”, subrayó Uría.

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De hecho, el lugar donde se asientan las colmenas que han producido estos 200 botes de miel es un cortín ubicado en el pueblo de Villarmeirín (Ibias), que se recuperó hace siete años gracias a un acuerdo de custodia del territorio firmado entre el propietario del mismo, Jaime Peña, la Asociación de Ciencias Ambientales y Miel Outurelos, en cuya restauración colaboraron vecinos de la zona, entre ellos Victorino García.

La presentación de esta edición especial de “Miel del Cortín” se realizó ayer en el Rincón Cunqueiru de Trabáu, ante amigos y familia de Victorino García que aprovecharon para recordar su figura y su legado. Su sobrino, Víctor García, reconoció que están pasando un momento muy duro tras su pérdida pero tiene claro que “hay que coger fuerzas porque él siempre habría querido que todo siguiese hacia adelante”. “Tenemos que intentar seguir con su legado de pelear por lo nuestro, la cultura, el paisaje, la zona rural y lo que nos dejaron nuestros antepasados, ese es el mayor homenaje que podemos hacerle”, señaló.

En cuanto al dinero que se recaude con la venta de esta edición aún no está decidido a qué restauración concreta se destinará, pero servirá para seguir llevando colmenas al monte. Un proyecto cuya importancia recordó Alberto Uría, que destacó la que tiene para mantener la biodiversidad, además del patrimonio cultural y arquitectónico heredado.