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A Paicega, de tiralíneas

Alumnos de Arquitectura de La Coruña presentan cinco propuestas de intervención en edificios y entornos del emblemático paraje de Pesoz

Recreación de Esteban Álvarez, quien convirtió el entorno de la iglesia de A Paicega en un centro dedicado a la flora y la fauna de la zona. | LNE

El profesor, arquitecto y cangués de origen José Ramón Puerto presentará el próximo sábado en el Ayuntamiento de Pesoz la exposición de maquetas y proyectos de un grupo de jóvenes estudiantes de grado de Arquitectura del Centro de Estudios Superiores Universitarios de La Coruña. Un informe, al final, de todo lo que puede hacerse en la zona rural abandonada “si hubiera mucho dinero, claro”, matiza.

Centro de formación de la madera de Marta Hernández.

El docente desplazó a varios alumnos al pueblo A Paicega para que comprobaran los restos de este enclave antaño muy populoso de Pesoz por ser residencia de las familias que trabajaron en la construcción del embalse de Salime, el segundo más grande del país. Allí los alumnos proyectaron sobre viejas y derruidas construcciones varias propuestas que ahora se pueden consultar gracias a maquetas hechas a mano y a planos reales.

Centro apícola de Fernando Garrido.

“Trabajar en la zona rural siempre es enriquecedor”, confiesa el tutor, consciente de que el pueblo “es único”. En A Paicega el grupo de estudiantes encontró patrimonio industrial sin interés público por estar abandonado y un entorno “brutal” para poder trabajar tres criterios: funcionalidad, fin social y respeto al medio ambiente. El resultado fueron varios proyectos, pero los finalistas que se mostrarán en Pesoz son cinco. Uno de ellos convierte el entorno de la iglesia (ahora en restauración gracias al Ayuntamiento para reabrir como centro social) en un de investigación para la flora y la fauna. “Se trata de hacer una reflexión, de tener claro el interés de la gente de la zona para proyectar algo con impacto económico”, dice el profesor.

Centro de investigación del patrimonio industrial de María Gosende Duarte.

Otro alumno se decantó por “una reflexión” sobre la actividad maderera, convirtiendo una de las antiguas construcciones en un centro de formación e investigación de la madera. Un tercer proyecto introdujo las nuevas energías renovables. Además de museo, el autor hizo de la antigua fábrica de hormigón un lugar donde recrear cómo se produce energía con agua o luz solar, entre otras fuentes. Y añadía un concepto: la autosuficiencia del edificio gracias a la energía generada por los artilugios dispuestos para enseñar a los visitantes la producción. Otro edificio estaría dedicado al patrimonio industrial de Asturias y contaría con áreas de restauración y archivo, sala de exposiciones y biblioteca. El último apostaría por crear un centro apícola, aprovechando la cultura de producción de miel de la zona y también el paso del Camino de Santiago, una ruta especial para publicitar el producto.

Maqueta del centro de la flora y fauna de Esteban Álvarez.

En cuanto a la técnica, “proyectar es más difícil en el pueblo”, mantiene el arquitecto que dirige al grupo de estudiantes. “Normalmente los alumnos se forman pensando siempre en un entorno urbano y tengo que decir que la zona rural, por su esencia, lo cambia todo”, subraya. Cuenta Puerto que los estudiantes tuvieron que diseñar, por ejemplo, sobre fuertes pendientes. De hecho uno de los proyectos contiene un ascensor que hace su recorrido en diagonal. “Algún alumno estuvo hasta un mes solo pensando qué hacer; vinculando entorno con arquitectura”, señala.

Espacio de divulgación de las energías renovables de Alberto García-Samaniego.

Para este profesional es muy importante cuidar el entorno y tener en cuenta siempre restos industriales. “Trabajar con los restos, rehabilitando o respetando al estructura principal siempre es más complicado, pero merece la pena”, destaca. “En este caso, además, tienes que pensar en una rehabilitación o en un edificio, pero también en un entorno muy especial, como ocurre en A Paicega”, señala. La muestra se podrá ver durante, al menos, quince días en la sala de usos múltiples del edificio donde se encuentra el museo dedicado al vino de Pesoz.

El día de la inauguración el profesor ofrecerá una charla a las 13.30 horas sobre la experiencia propia y de los alumnos en el concejo y contará sus impresiones de la historia y el patrimonio material que guarda el municipio.

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