Maravillas de la naturaleza, obras funerarias o accidentes. El mundo está lleno de lugares apasionantes que bien merecen contemplarlos en persona.
Pozo de Thor, en Oregón (Estados Unidos).
La teoría más extendida es que se trata de una cueva que se derrumbó y acabó inundada por el agua. Eso sí, la explicación 'oficiosa' es mucho más interesante: que el Dios del Trueno (Thor) golpeó con su martillo este punto de la geografía estadounidense y dejó esta espectacular abertura.
Las montañas Tianzi, en China.
Son una maravilla de la naturaleza. No hay otras igual en todo el mundo. Cada año, millones de turistas se acercan al noroeste de Wulligyuan, en la provincia china de Hunan, para contemplar el resultado de la erosión extrema de las montañas. En un área de más de 9.000 kilómetros cuadrados, el pico más alto supera los 1.200 metros de altura.
Stonehenge (Inglaterra).
Aunque sea de sobra conocido y a él acudan millones de personas cada año, eso no resta un ápice de fascinación a este monumento construido entre el final del Neolítico y el principio de la Edad del Bronce. Desde 1986 es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero lo que no se sabe es cómo los habitantes de la época lograron transportar las piedras desde Gales hasta esta ubicación.
La Puerta del Infierno o pozo Darvaza (Turkmenistán).
Su nombre lo dice todo. Es un gigantesco cráter que se originó por accidente en 1971 durante unas obras de prospección de gas realizadas por la Unión Soviética. Desde entonces no ha parado de arder. Eso sí, los que quieran contemplar este gigante deberán darse prisa, ya que el Gobierno del país ha dado la orden de extinguir una llama que casi se antoja eterna.
Minas de Río Tinto (Huelva).
También España ofrece maravillas naturales. Una de las que más llama la atención está en el sur, en Andalucía, concretamente en la provincia de Huelva. Son las Minas de Río Tinto, y su nombre no puede describir mejor el paisaje: un río completamente teñido de rojo. ¿La razón? El agua está impregnada de una disolución de óxidos y hierros.
Cripta de los Capuchinos (Roma).
Javi Lopez
No solo la naturaleza ofrece imágenes sobrecogedoras. También lo hace la mano del hombre. Una de las más impresionantes se encuentra en Roma. Además del Coliseo, el Panteón y la Fontana de Trevi, la Ciudad Eterna guarda una de las criptas más espeluznantes de todas las conocidas: la de los Capuchinos. Ubicada bajo la iglesia de Santa María de la Concepción, consta de varias salas decoradas con husos humanos.
Isla de Hashima (Nagasaki, Japón).
Es una auténtica isla fantasma, pero totalmente edificada y rodeada casi en su totalidad por una alta muralla. Lleva el sello de un gigante como Mitsubishi, pero hace ya mucho que la compañía quiso desvincular su nombre de este lugar. Allí se llegaron a producir 410.000 toneladas de carbón y se convirtió en un lugar puntero en el desarrollo de tecnología nipona. Hasta 1974, cuando pasó de tener 6.000 habitantes a cero en solo tres meses.
Cascada inversa (Islas Feroe, Escocia).
Hay lugares en los que la naturaleza se propone desafiar todas las leyes de la lógica. Y también la gravedad. Ocurre en las Islas Feroe, en Escocia. Este auténtico paraíso ofrece paisajes inigualables que combinan el azul del mar, el verde de la vegetación y el gris del cielo encapotado que suele amanecer casi todos los días del año.
La teoría más extendida es que se trata de una cueva que se derrumbó y acabó inundada por el agua. Eso sí, la explicación 'oficiosa' es mucho más interesante: que el Dios del Trueno (Thor) golpeó con su martillo este punto de la geografía estadounidense y dejó esta espectacular abertura.