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La impunidad de la torpeza

Como es sabido que cuanto más cambian las cosas más se quedan como están, estos tiempos de gobierno en funciones han dejado en evidencia que España es un país muy heterogéneo. Pedazo de descubrimiento. Y así, resulta que los socialistas andaluces se posicionan de forma muy distinta a la de los socialistas catalanes en lo que se refiere a la abstención de la que tanto se habla. Es curioso, las palabras que suenan bien- coherencia, responsabilidad, progreso- de tanto ser usadas en rotos y descosidos, acaban perdiendo fuerza. Y así te vas quedando con la pura intuición de quién es listo y quién no. El otro día me llegó a casa una carta de un banco en la que, más o menos, decían preocuparse por todos los detalles. Pues vaya mentira: el primer detalle sería la redacción de la carta en cuestión, que era un horror de arriba abajo. ¿No hay nadie en toda la jerarquía de una entidad bancaria que pueda detectar una docena de comas mal puestas y urdir un texto convincente? Esa ausencia tan triste contrasta con el paro que padecemos. Y esa impunidad de la expresión vulgar tiene mucho que ver con los esfuerzos triunfantes de nuestros políticos por perpetuar el patio de Monipodio en el que nos hemos habituado a vivir. Un pueblo que sabe cuidar las palabras que dice sabe penalizar a quien las maltrata. No es el caso, y las consecuencias se ven continuamente. Los años cervantinos pasan a la historia, pero la lengua de Cervantes, la pobre, es víctima de maltratos recurrentes contra los que no se alzan voces numerosas. Mal asunto. No supieron en Informe Semanal los cracks de la Primera ponerse al día en la concesión de un Premio Nobel de Literatura- una trivialidad frente al tinte capilar de Messi, pero noticia al fin y al cabo- y calificaron a quien lo ganó de letrista de la protesta. ¿Cómo se pueden proferir chorradas de tal tamaño a estas alturas? ¿En qué siglo vive esa peña? ¿No hay en la tele pública, con la pasta que cuesta, alguien con luces suficientes para comentar una noticia y no limitarse decorar imágenes de Dario Fo con la música de Knocking on Heaven´s Door? En España, los mediocres suelen llamar sobrao a quien no es como ellos. Y al mismo tiempo, la mediocridad se hace ley. Los políticos españoles están dejando en evidencia su amor por la mediocridad. Los ejemplos son innumerables. El PSOE, en su momento más bajo en muchísimo tiempo, busca una voz discreta que lo saque de un marrón histórico. Habrá que buscar a alguien que no diga hoy más que nunca. Qué país tan plural y tan singular. Qué aburrimiento.

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