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Cacaculo pedopís

Pongamos que me llamo Nuria y que tengo 2 años y 7 meses.

Lo que voy a contaros sucedió el día que celebrábamos el cumpleaños de mi madre. Estaban todos en la sala más grande de la casa, que no es muy grande. De pronto, me entraron ganas de ir al baño. Mi madre se ofreció a llevarme, pero le contesté rauda que prefería ir sola. Entré en el baño y me senté en la taza del váter. Me sentía muy contenta. De repente, me apeteció cantar. Y entoné a voz en grito: "Cacaculo pedopís". Lo repetí muchas, muchas veces. La canción fue un éxito, gustó muchísimo. La familia en pleno acudió a escuchar mi interpretación. Pero, concentrada como estaba, no los oí llegar. Yo cantaba y cantaba ajena a la expectación que mi actuación despertaba. Repetí varias veces la melodía y, cuando paré, ¡oh, sorpresa!, recibí los aplausos y las alabanzas de los que estaban ocultos a la entrada del baño. ¿Que cuántos me estaban escuchando? Una multitud como la que sale en los conciertos que se ven en la televisión. Bueno, no quiero exagerar, quizá fueran menos, pero es que todavía no sé contar. Hablando de televisión, alguien dijo, sin que yo supiera a qué se refería, que la letra de mi canción era mucho mejor, y con más contenido, que muchas de las que se presentaban a Eurovisión. ¿Qué querría decir?

Seguí canturreando aquella composición una y otra vez, pero, aunque yo me esforzaba, y creo que mejoraba día a día, me escuchaban cada vez con menos entusiasmo. Mi madre, muy sabia ella, me fue haciendo ver con dulzura que tanta insistencia agotaba la paciencia. Mi abuela, tan sabia o más que mi madre, me dijo, y todavía estoy tratando de captar el verdadero significado de su mensaje: "Lo poco agrada, lo mucho enfada? y lo repetitivo aburre".

Una noche, poco antes de acostarme, estaba la familia en pleno viendo la televisión. Éramos otra multitud, por decirlo así. Ponían un programa de esos que llaman de humor -con predominio de "tacos", según mi padre- en los que la gente que lo ve dentro de la televisión se ríe, pero los que están fuera no. Entonces mi querido progenitor comentó imitándome: "Aquí tenemos un programa de cacaculo pedopís", y cambió de canal.

Y en ese momento sí, sí nos carcajeamos todos. Yo la primera, aunque no comprendiera del todo de qué se reían.

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