Hace meses discutí con mi santa si es machista o no la letra del "Despacito" de Luis Fonsi. Ella, como el Instituto Vasco de la Mujer, entiende que sí; y pone como ejemplo la estrofa "Y es que esa belleza / es un rompecabezas / pero pa montarlo / aquí tengo la pieza". Yo, ingenuo de mí, le digo que hay que ser muy retorcido para interpretar en esos cuatro versos, poco agraciados por cierto, cualquier simbología sexual o signo de dominación.
Y me remito a Freud, quien relató que en los sueños de los hombres, la corbata aparece como símbolo fálico, no sólo por colgar por delante y ser prenda masculina, sino porque puede ser elegida a capricho, lo que la naturaleza no permite hacer con respecto al miembro. Según el padre del psicoanálisis, "las personas que emplean este símbolo en sus sueños dan gran importancia a las corbatas en su vestido y poseen verdaderas colecciones de ellas". De manera que aquellos de mis amigos que coleccionan corbatas, inconscientemente están haciendo exhibición de sus atributos. Y va a ser que no, que las cosas son como son y no como se interpretan.
Digamos que "Despacito" me parece una bazofia de canción como letra, pero no hasta el extremo de demonizarla por parecer un alegato sexista. Recomendar no pincharla en las casetas festivas de Euskadi y preferir que se escuche "Me gusta ser una zorra", de "Las Vulpes", se antoja una sandez del tamaño de las tres provincias vascas.
En esta época de lo políticamente correcto hasta el mírame y no me toques, me río yo de las letras que atentan hoy contra la sensibilidad femenina. Rebusquen en el armario y desempolven el "Sí, sí" de "Los Ronaldos". Aquello sí que era bestia. Si lo llega a escribir hoy, lapidan a Coque Malla.
