La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

La magia de las vísperas

Sofía: "El día de Reyes no me interesaba mucho cuando era una niña. Era una jornada de certezas: levantarse lo antes posible, correr al salón, comprobar que los visitantes se habían comido las galletas y bebido la leche, sentarse en el suelo, desplegar los paquetes y empezar a desenvolverlos con impaciencia. Y era un momento divertido, claro, incluso gozoso. Pero lo que realmente me gustaba era vivir la noche anterior. Las vísperas, eso sí que era emocionante y cautivador. Ir a la cama con los nervios en el estómago, meterse bajo la sábana y cerrar los ojos para abrir la imaginación de par en par.

"Porque aquellas vísperas me permitían soñar con los regalos más hermosos del mundo, y me convencía de que aquello que deseaba poseer estaba en camino. Luego, la realidad era muy distinta y me tocaban muñecas, ropa, calzado o libros, pero aquel instante previo con la casa en silencio y mis oídos en estado de alerta por si escuchaba un ruido de intrusos en la casa tenía una magia que más tarde, con el paso de los años, no volví a encontrar. Quizá cuando conocí a mi primer novio y me invitó a salir y quedamos para ir al cine un sábado por la tarde, quizá en esa noche en vela intentando creerme segura e imaginando lo que diría, lo que haría, lo que sentiría.

"Echo de menos aquellas vísperas en vela. Aquellos sueños que fueron irrompibles hasta que llegó la luz del día. Aquel convencimiento desmesurado y sin fisuras en el asombroso poder de la imaginación. En mi mente se formaban recuerdos que ya nunca podría tener con mi padre, porque se fue demasiado pronto, y me dejaba seducir por sensaciones que me convertían en pasajera de aventuras infinitas en las que no había ausencias, ni dolor ni abismos que conocieran mi nombre".

Compartir el artículo

stats