Recientemente se publicaba la noticia de que la Universidad de Oviedo es una de las más "endogámicas", según un estudio del Ministerio que toma como referencia el número de docentes de una Universidad que se han doctorado en esa misma institución. Como son constantes las noticias críticas sobre la Universidad y casi nunca reciben respuesta o explicación, remito esta breve nota, que debo iniciar recordando que yo me doctoré fuera de Oviedo (y fuera de España), aunque, por lo que diré a continuación, no considero que lo contrario sea (necesariamente) un demérito.
Si se lee la noticia, se comprueba que el dato no viene agrupado por universidades, sino por comunidades autónomas. Las comunidades con universidades menos endogámicas resultan ser, sencillamente, aquellas en las que hay universidades de reciente creación, muchos de cuyos docentes no pudieron doctorarse en ellas porque aún no se habían creado. Por lo tanto, la utilidad del estudio es bastante escasa por ese fallo, o sesgo, de partida. Comunidades como Castilla-La Mancha o Extremadura (donde la única universidad es de reciente creación) o Galicia o Valencia (donde se han creado varias nuevas universidades) parecen menos "endogámicas" sólo por ese motivo, sin que ello indique nada acerca de la calidad de sus universidades, que no son mejores por ser nuevas, obviamente. Por no hablar de las privadas de reciente creación (casi todas), cuyos profesores (si es que son doctores) se han doctorado necesariamente en otro centro (salvo los más jóvenes), sin que eso tampoco demuestre calidad alguna. Mal vamos si la Universidad de Oviedo, que tiene la ventaja de la antigüedad, va a aceptar un parámetro que convierte la antigüedad en un demérito. ¿Es mejor la Universidad Rey Juan Carlos o la Camilo José Cela, cuya tasa de profesores que se han doctorado en otros centros es muy superior a la de Oviedo, como consecuencia de su reciente creación? Evidentemente, no.
Lo importante es la calidad del doctorado, no dónde se haya conseguido. Y eso se comprueba, sobre todo, viendo la calidad de las tesis, y para eso hay indicios externos. Si la tesis se ha publicado como libro en una colección de prestigio y se ha convertido en una obra de referencia, bien. Si está escondida, o es un refrito de otras cosas, malo. También hay que fijarse en la calidad del tribunal que la ha juzgado. Para el estudio que estamos comentando, la calidad sencillamente no cuenta.
Por otro lado, lo normal en un departamento que funciona bien es que "produzca" doctorados, es decir, que atraiga a jóvenes talentos y que sea capaz de llevar a buen puerto su doctorado (que es evaluado por profesores externos a la Universidad de Oviedo). Tener "cantera", y que esos "canteranos" promocionen, no es malo, sino todo lo contrario.
Si queremos valorar la calidad del profesorado de una universidad, preguntemos otras cosas: ¿cuántos profesores son doctores? ¿cuántos tienen tramos de investigación reconocidos? ¿estamos sustituyendo a profesores con doctorado, acreditación y obra investigadora, por asociados? En otro orden de cosas: lo que ofrecemos a los profesores universitarios en Asturias, incluida la situación económica y demográfica, el aislamiento geográfico o la valoración social, ¿puede atraer a alguien que esté desarrollando su carrera en Madrid o en Barcelona, o en Valencia? ¿o más bien vivimos de profesores vocacionales que eligen su trabajo sin mirar demasiado la calculadora?
Hay muchas cosas que cambiar en la Universidad, y ojalá haya llegado el momento de hacerlo. Frente a lo que a veces se dice, muchos profesores estamos en ella a pesar de sus defectos, y no gracias a ellos. Evidentemente, si queremos mejorar las cosas la solución no es que haya plazas para todos, pero tampoco caigamos en la tentación del catastrofismo o de creer que en Oviedo todo funciona peor.
