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Carmen Pérez Novo

Dolor de cabeza

Los dolores de cabeza, o cefaleas, son una de las manifestaciones de dolor que con más frecuencia presentan los seres humanos. Cualquier persona, en algún momento de su vida, ha podido sentir este tipo de molestias, que se han presentado tras un cansancio excesivo, o en la convalecencia de alguna enfermedad y que han cedido espontáneamente o después de tomar algún analgésico. En ocasiones, se acompaña de nauseas, vómitos, diarrea y fobia a la luz. Sin embargo, existen otros tipos de dolores de cabeza, más constante y persistentes. En líneas generales, se pueden clasificar en tres grupos: los tensionales, por un cúmulo de trabajo y tensión muscular en la nuca. En estos casos, el dolor se concentra, sobre todo, en la parte posterior del cuello y en la zona occipital de la cabeza, para más tarde irradiarse a la parte ocular, haciéndose más constante a medida que pasan las horas de trabajo. En un segundo grupo están los debidos a problemas de ansiedad y depresión subyacente, y ya por último tenemos la cefalea migrañosa, en donde el dolor se presenta en un lado de la cabeza, precedido de un aura y de sensación de centelleo en el ojo, para, posteriormente, cursar con un dolor retroocular. Este tipo de cefaleas se presentan, en varias ocasiones, en el síndrome premenstrual y durante la menstruación, en un 30% de las mujeres en edad reproductiva.

Lo cierto es que dado el grave peligro que supone la automedicación indiscriminada de fármacos analgésicos, es importante buscar la causa de las cefaleas. En muchos casos, este dolor puede ser aliviado, incluso frenado totalmente, si se llega a reconocer su etiología.

En lo que respecta a las medidas higiénicas que se pueden llevar a cabo en algunos casos, todas las personas que han padecido cefaleas migrañosas en alguna ocasión, saben que el reposo en cama, el silencio y el sueño hacen desaparecer el ataque agudo. Si por el contrario, se trata de cefaleas tensionales, es muy importante evitar las situaciones de nerviosismo y todas las técnicas de relajación (respiración, yoga...) pueden evitar la frecuencia y la intensidad de los ataques. Desde luego, los dolores de cabeza no quitan la vida, pero sí la alegría de vivir. Por eso, todas las personas que presenten estas molestias con asiduidad, no deben automedicarse; tienen que ponerlo en conocimiento de su médico, para que lleve a cabo los estudios y tratamientos pertinentes.

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