La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Somos adictos al teléfono

La sumisión de los humanos a la tecnología

No quiero ser injusta con la tecnología, pero a veces es una dama de parco escote. La necesitamos para todo, fíjense si somos sumisos que viene con nosotros a todas las partes. Hombre, lo de llevarse el móvil al baño, ni tan mal, mientras uno hace "sus cosas", puede estar escuchando una canción en Youtube. Antaño íbamos al escusado con la primera revista que teníamos a mano.

Hace pocos días acudí a una cena; una cena silenciosa. No, no era un restaurante místico, los "místicos" éramos los comensales. Las viandas maravillosas, antes de llegar a los postres me puse a hablar con las ancas de rana. Sí, las únicas que estaban abiertas y receptivas. Recuerdo bien la conversación, hablamos de sapos y de algunas culebras.

¿Para qué quedamos a cenar? Nuestro mundo gira en torno al móvil, no pensamos en lo lamentable que es tener a una persona enfrente y no dirigirle la palabra.

Otra cosa curiosa de la tecnología son las aplicaciones para encontrar el amor. En mi época (soy cosecha del 69) lo encontrábamos en un momento. ¡Y sólo teníamos una cabina "pa todos"! Ya se ven pocas, ellas sostuvieron la comunicación de muchas generaciones. Ahora todo depende de los megas.

Evoquemos por un instante la vida de antes. Existía más diálogo. Además los afectos se vivían de otra manera. Estamos cometiendo un soberano error: idealizar la tecnología y la virtualidad.

La aventura de vivir no es estar frente a una pantalla. Existen mil suplicios, pero uno de los peores es la soledad impuesta. Hemos pensado que la tecnología nos une, y claro que nos une, a día de hoy somos millones de soledades unidas entre sí, pero torturadas por el vacío que genera la distancia. ¿De qué sirve elevar un sentimiento a la categoría de amor si lo más que podemos hacer es darle besos a la pantalla del móvil?

Ser uno mismo nos puede distanciar de aquellos que quieren arrebatar nuestra esencia. Durante la vida tendrás un fiel amigo: tú. Toma tu brazo, besa tu mejilla y abandona los lugares que para quererte te exigen ser alguien distinto al que eres.

Hace poco escribí tres reflexiones:

-Llegará un día que me perderé en el tiempo y contemplaré que con la fuerza de la voluntad sólo puedo estamparme contra los recuerdos.

-La tierra se quedará con nuestros restos.

-El hombre no tiene nada, por no tener no tiene ni su vida.

-La auténtica humildad consiste en ver la naturaleza real de las cosas.

Con ellas me voy, dejaré el teléfono en un cajón y asistiré con disposición de diálogo a todos los lugares que vaya. Además me comeré a besos a todas las personas por las que siento cariño y afecto. Adiós, teléfono: disfruta de tus vacaciones.

Compartir el artículo

stats