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Desmontando mentiras: ¿Qué nos hace vulnerables?

La lucha contra las pseudomedicinas

Atenazan al hombre desde siempre miedos que se resumen en el temor a los dioses, que aunque distintos existen, al destino que se nos escapa, a la muerte fin existencial por mucho más allá que haya y a la enfermedad como paso previo doloroso. Resumía Epicuro en su receta de la felicidad que el hombre debe dominar estos miedos:

"No temas a dios,

no te preocupes por la muerte.

Lo bueno es fácil de conseguir,

lo espantoso es fácil de soportar".

En el reciente número de la revista "El Escéptico", E. J. González Nanclares desentraña con "La superstición y el miedo: los nuevos tetrafármacos" la vigencia de los humanos terrores y los engaños en los que caemos para sofocarlos.

De ellos, el "miedo a la enfermedad", antesala de la muerte, es algo que suscita un negocio de gran calado. Porque cuando la razón, el conocimiento y la investigación argumentan que aún somos vulnerables, que faltan muchas claves para curar o convertir enfermedades terribles en crónicas, que, en definitiva, no seremos inmortales, nos aferramos a quienes en vivo negocio nos venden curaciones milagrosas, incruentas, basadas en principios sencillos que nada tienen que ver con la crudeza de los tratamientos "convencionales", por otro lado los únicos científicamente probados, ajenos al milagro.

Pseudoterapias, pseudociencias, pseudofilosofías? Falsedad, falta de rigor, suplantación. En eso se basan las pseudo. El fenómeno de las falsas medicinas, el retorno de los curanderos, que ni siquiera conocen las "hierbas del campo", adobados con títulos ostentosos y huecos, han cautivado a muchos ingenuos y, lo más grave, han hecho sucumbir a más de uno. Nada tan vil como explotar el miedo a la enfermedad para hacer negocio.

Algunas veces, sin embargo, remedios o grupos de medicamentos sin contraste científico, sin acreditadas pruebas clínicas han gozado del favor del enfermo y de la protección de gobiernos, porque detrás suyo había un auténtico poder "parafarmacéutico". En este grupo entra la homeopatía. Contra otras propuestas de riesgo muy agresivas, la homeopatía no mata directamente y algunos, en esa sugestión personal lógica del enfermo hacía su enfermedad, sostienen que "a mí me sirve". Por eso los medicamentos homeopáticos se han instalado en el consumo de forma consistente. En Francia, el paraíso de la homeopatía, porque allí estaban las empresas más potentes (Boiron, por ejemplo), donde esos medicamentos gozaban de amparo sanitario, ahora la están cuestionando. El año pasado un grupo de médicos advertía contra las promesas fantasiosas y la eficacia no probada de las llamadas medicinas pseudo, pedían que no se reconocieran como títulos los de homeopatía, acupuntura o mesoterapia. Todas se han defendido denunciando los intereses oscuros de la medicina oficial vendida a las farmacéuticas.

Parece que en la UE un "vericueto legal" les ha permitido continuar siendo considerados, a los homeopáticos, medicamentos, pese a que no están sometidos al mismo control y revisión que los fármacos convencionales. En España se ha diseñado un plan. El ministerio de Sanidad lleva años intentando "poner orden" en el berenjenal, no solo de la homeopatía, sino de todas las pseudomedicinas.

Para contar si realmente tenemos un plan y si este es ajeno a presiones comerciales, Fernando Frías Sánchez, abogado alicantino y divulgador científico, socio activo de la Asociación Española de Comunicación Científica), de la APETP (Asociación para proteger al enfermo de terapias pseudocientíficas), de la ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, contará qué progresos se han dado en España en los últimos años para proteger a la medicina científica frente a las terapias engañosas. Será la tercera vez que la ARP de Asturias organice un acto de estas características, informal en su formato y su lugar, en todo lo demás muy formal. Debate en estado puro.

(Fernando Frías: "¿Tenemos un plan? El plan de gobierno contra las pseudociencias". Pub Rocket, calle Oscura, 27 (Oviedo); viernes 24 de mayo a las 20 horas).

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