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Sol y sombra

La gran recesión

Tras la emergencia del virus vendrá una recesión económica de caballo. Nadie lo duda y todos coinciden en que España se hallará entre los países más castigados. En la crisis sanitaria ha habido imprevisión, ineficacia y la confusión sigue siendo la gran protagonista del inicio de la llamada "desescalada". La prueba palmaria de que no se han hecho las cosas bien está en las elevadas cifras de contagios y de muertos, sumados al escalofriante dato de los más de 41.000 profesionales de la sanidad contagiados por falta de protección. Es un récord mundial; nadie en ningún país han dejado tan expuestos a sus sanitarios.

Pero la pesadilla proseguirá, el Gobierno ha admitido con su plan de estabilidad, ante Bruselas, que la economía se desplomará un 9,2 por ciento este año y destruirá dos millones de empleos, dejando que el paro ascienda al 19 por ciento.

El estado de alarma prolongado, sin otra idea que encerrar a los españoles en sus casas y la falta deincentivos que encuentra la productividad para salir de su marasmo, conduce a la ruina según todos los indicadores, incluidos lo del propio Ejecutivo dominado por la creciente tensión ideológica entre los socios socialistas y de Unidas Podemos.

Si no fuera que se trata de una esperanza tan vana como la de confiar en que las ranas críen pelo, Sánchez tendría que actuar inmediatamente y buscar el apoyo del principal partido de la oposición para intentar soluciones a través de un gobierno de salvación nacional formado por personas, independientes o no, que sepan manejarse mejor en una situación así. Todo ello antes de que la UE, a cambio del rescate al que nos vemos arrastrados, imponga sus reglas. Por Grecia ya sabemos lo que eso significa: recorte de salarios y de pensiones, empobrecimiento y sufrimiento. Cualquier catástrofe sabe siempre por dónde empezar y son los más débiles.

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