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Arvo Pärt

La inspiración profundamente religiosa del compositor estonio galardonado con el premio "Fronteras del Conocimiento"

El premio Fundación BBVA "Fronteras del Conocimiento", en la categoría de Música y Ópera, ha sido otorgado al compositor estonio Arvo Pärt, nacido, en 1935, en Paide, "por cultivar un lenguaje original que lo ha llevado a crear un mundo sonoro único; una aproximación nueva a la música espiritual, especialmente coral, que reduce el material sonoro a lo esencial".

Entre los miembros del jurado figura Paul Hillier, barítono, director artístico del Theatre of Voices, en Copenhague, amén de otros encargos, y autor del libro "Arvo Pärt", publicado, en 1997, en la colección "Oxford Studies of Composers". Hillier dio inicio al capítulo 1 escribiendo estas palabras: "No hay nada fuera, no hay nada dentro; porque lo que está fuera, está dentro". Y prosigue: "Toda música nace del silencio, al que, más pronto o más tarde, ha de retornar".

El silencio. Fue precisamente entre los años 1968 y 1976, período en el que se sumió en una afasia musical, cuando Pärt, que se había formado en los géneros de vanguardia artística, se retrotrajo a Bach y Palestrina, al Renacimiento y al gregoriano.

En ese tiempo también, halló una veta de incitadora espiritualidad en la vida de los monjes cristianos y en la liturgia, por la que la Iglesia ortodoxa, a la que el músico estonio pertenece, vela con amor. Una espiritualidad que se caracteriza por no buscar otra cosa ni centrarse en nada que no sea lo esencial.

De ahí el que Arvo Pärt haya procurado desprenderse, en su lenguaje musical, de todo aquello que no fuese específicamente suyo, sometiéndose a sí mismo a un proceso de poda y decantación, arduo, intrincado y fragoso, con el fin de alcanzar la enucleación de su "ipsissima vox" personal y artística.

Al igual que los ángeles en el cielo, quienes, según la altura de su jerarquía, al decir de Dionisio Areopagita, precisan de menos palabras, hasta llegar a la cúspide, en la que el ángel de mayor rango hace uso de una sola sílaba, así también Arvo Pärt: "Me gustaría llegar a escribir una pieza con una sola nota".

Ha cifrado, pues, su ideal en llegar a "cantar sobre una nota sola", y recurre, para aproximarse lo más posible a la realización de ese deseo, a instrumentos de sonido fijo, como las campanas y campanillas de las iglesias, "tintinnabuli", las cuales han dado nombre a una técnica de composición musical netamente "pärtiana": la tintinabulación.

Y, dada la propensión hacia la secularización en todos los órdenes de la vida social, sorprende el hecho de que un compositor de inspiración profundamente religiosa sea, de entre los actualmente vivos, el más interpretado del mundo, según el portal digital Bachtrack, hallándose por delante de John Williams, premio Princesa de Asturias de las Artes de este año, y de John Adams, lo que debería ser tenido en cuenta por los miembros del jurado a los que le corresponda otorgar, en una edición futura, ese prestigioso galardón vinculado a la Corona de España y a Asturias.

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