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Jesús Menéndez Peláez

El más importante editor de Europa

En el V Centenario de Plantino

El más importante editor de Europa

A cualquier viajero que se acerque hoy a la ciudad de Amberes (Antverpia, en latín), con la intención de visitar algunos de los lugares más emblemáticos de su historia, los folletos informativos le aconsejarán que no deje de visitar el Museo de Plantino-Moreto. Es un lugar del que los habitantes de esta ciudad se sienten muy orgullosos. Este museo recoge la historia de la editorial más importante del humanismo europeo, y, desde un punto de vista histórico, la más importante en la historia del libro impreso por el descubrimiento de Gutenberg. Quien inició esta magna empresa fue Christopher Plantino, francés de nacimiento en 1520, sin que se pueda precisar el lugar. De ahí que este año sea el V Centenario de su nacimiento. Después de aprender algunos rudimentos de la impresión de libros (recuérdese que Gutenberg había inventado la imprenta en la segunda mitad del siglo XV), Plantino se decide trasladarse a Amberes, una de las ciudades más prósperas de entonces. Por otra parte los Países Bajos eran, desde finales del siglo XV y principios del XVI, el epicentro del humanismo renacentista. Recuérdese tan solo el nombre de Erasmo de Rotterdan. Esta renovación intelectual se ramifica en tres corrientes: el humanismo (vuelta a los clásicos greco-latinos), reforma protestante (Lutero) y contrarreforma católica (Concilio de Trento). El libro se convierte en el principal canal apologético de estas tres ramificaciones. Plantino no es ni un humanista ni un militante de ninguna de las dos ramas religiosas. Es ante todo y sobretodo un empresario. No busca el “otium”, sino el “negotium”. Tiene una gran intuición seductora para emprender el gran negocio de los libros. Todas las ramas del saber renacentista son acogidas en la editorial de Plantino. Pero su gran visión como empresario es ocupar la hegemonía de los libros eclesiásticos por ser el estamento del que podía sacar una mayor rentabilidad. Lo primero que hace es convence a Felipe II para que financie una nueva edición políglota de la Biblia, pues la “Poliglota de Alcalá” estaba superada por los nuevos estudios bíblicos. Este proyecto de publicar la Biblia en cinco lenguas (hebreo, arameo, siríaco, griego y latín), con alfabetos diferentes, parecía llamado a fracasar. Sin embargo, Plantino convence al “Rey prudente”, quien envía a Amberes, como coordinador de la obra, al gran humanista Arias Montano. Los costes fueron cuantiosos. Un simple detalle. El Rey le exige que, para su uso personal, necesita trece ejemplares impresos en vitela (un pergamino muy fino). Para ello tiene que comprar 16.263 pieles de teneros recién nacidos para obtener la vitela. La impresión de la Poliglota de Amberes o Biblia imperial catapultó a Plantino. El resultado son ocho volúmenes (in folio) que hoy dan testimonio de la grandeza de uno de los monumento bibliográfico más importantes en la historia del libro La demanda en todas las disciplinas del humanismo europeo recurre a Plantino, pero de manera especial serán los llamados libros de Nuevo Rezado. El Papa le da privilegio de que solo él podría imprimir los llamados “Libros de Nuevo Rezado” (misales, breviarios, libros de horas…); Felipe II le otorga asimismo la exclusiva de estos libros en todo el imperio (un privilegio que estará vigentes hasta finales del siglo XVIII con Carlos III). Plantino tiene que renovar sus planchas hasta 12; el número de empleados llegará a los 700, algo insólito en una imprenta. Esta hegemonía de Plantino tuvo sus consecuencias.

Los monjes Jerónimos de El Escorial hacían, por mandato de Felipe II, las veces de sucursal de todos estos libros con los incrementos de impuestos en favor del monasterio. Esto creó celos y recelos no solo con los editores españoles, sino también con la alta jerarquía española. El rey invocaba en favor del editor de Amberes que en España no había editores cualificados para estos libros; algo cierto. Una prueba evidente es la primera edición del Quijote (1605) con texto con numerosas erratas y un papel sin consistencia alguna. Plantino entrega el testigo a Moretus, yerno suyo, con una gran experiencia; así se funde la imprenta con el binomio Platino-Moretus. Tres generaciones de los Moretus continuarán con aquella empresa hasta mediados del siglo XIX. Su hegemonía se va perdiendo a finales del siglo XVIII cuando el rey Carlos III cancela los privilegios a la imprenta de Amberes. En este momento ya tenemos en España dos grandes imprentas: Sancha e Ibarra. La imprenta de Plantino-Moretus continuará a lo largo del siglo XIX. Su último libro se publicará en 1856. El último Moretus, Eduardo, recibe varias ofertas millonarias para su compra por parte del capitalismo de la época. Sin embargo, el gobierno holandés y el ayuntamiento de la ciudad entran en la pugna y deciden comprarla. De esta manera la convierten en el museo que lleva el nombre de las dos familias Plantino-Moreto. En él se encuentran todos los utensilios utilizados para la impresión de libros a lo largo de tres siglos: 15.000 planchas originales de madera y 3.000 planchas de cobre para grabados que ilustran sus libros, así como 650 dibujos de artistas famosos. La UNESCO declara este museo Patrimonio de la Humanidad en el año 2005; es el único museo en el mundo cualificado con este galardón; y por extensión. de alguna manera, a los libros editados en esta imprenta. Estos libros dignifican hoy a las bibliotecas que tienen la dicha de exponerlos en sus anaqueles o vitrinas. Son auténticas obras de arte La universidad de Oviedo, entre sus muchos tesoros, tiene un ejemplar en ocho volúmenes (in folio) de la Biblia Poliglota de Amberes o Biblia imperial; asimismo la biblioteca de la Fundación Valdés-Salas tiene un lote importante de aquellos libros, entre ellos el primer misal de Trento (a.1571). Los habitantes de Amberes están orgullosos de tener la imprenta y la biblioteca del que es considerado el más afamado editor de Europa. Este año 2020, como ya he referido, es el V Centenario del nacimiento de su fundador Christpher Platino. Varios actos culturales internacionales se habían programado. El coronavirus obligó, como es lógico, a suspenderlos.

PD.-Permítaseme dedicar esta brevísima evocación de la “Typographia Plantiniana” a la memoria de don Raúl Arias del Valle, (sacerdote sabio y humilde, bibliotecario y archivero) por la ayuda prestada a profesores y alumnos de nuestra universidad y del Seminario de Oviedo.

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