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Tino Pertierra

Solo será un minuto

Tino Pertierra

El quinto mosquetero

Fernando: “Confieso que los mejores momentos de mi vida no son reales. Aunque sean verdad. Le doy las gracias a mi imaginación por ellos. Se los debo a mi capacidad sin límites para construir sueños y fantasías tan precisos que parecen auténticos. Un don al que presté mucha atención desde que era niño. En casa no había dinero para libros y los pocos que me compraban se terminaban demasiado pronto. Así que me dedicaba a alargarlos por mi cuenta. ‘La isla del tesoro’ llegó a tener varios volúmenes, y ‘La llamada de la selva’, y, por supuesto, las andanzas del Capitán Trueno o Superman. Me permitía la licencia de pasar a ser el protagonista de las historias, y Robinson Crusoe, Sandokán o Tex Willer terminaron siendo personajes secundarios puestos a mi servicio. Qué mal se tomó Tom Sawyer que Becky Thatcher se enamorara de mí. Y las 20.000 leguas de viaje submarino llegaron a 200.000. Mis aventuras eran interminables y gracias a ellas superé muchos obstáculos, logré que la tristeza no me aniquilara.

En el funeral de mi padre cerré los ojos e imaginé que estaba combatiendo con los cuatro mosqueteros, asombrados por mi habilidad con el acero. Y en el colegio sobrevivía al tedio reeditando películas que había visto el sábado por la tarde, sesiones de mentiras verdaderas que me permitían desenfundar el Colt 45 más rápido que el mismísimo Billy el Niño, me convertían en el pirata más audaz o el soldado invulnerable que conquistaba sin ayuda de nadie Birmania.

Además, tenía tiempo para enamorarme de arqueras, guerrilleras, vaqueras y princesas descalzas. Frente a esas hazañas, la vida real poco podía ofrecerme. Y así me fue y me va. Duelos perdidos, romances quebrados, días de vino y espinas. Cierro los ojos para olvidarlos”.

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