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JC Herrero

“Mecano”

Las aspiraciones de la cantante Ana Torroja de ser marquesa

Cuando analizamos la Historia analizamos el tiempo. El tiempo no tiene nada que ver con nosotros los humanos, va por libre para toda la biodiversidad. La Humanidad es la que más historia produce, también la que más huella deja. Los tiranosaurios como mucho dejaron huesos, reinaban en su hábitat pero les sirvió de poco.

El tiempo no tiene memoria, los humanos sí. Esto es una perogrullada, pero real como la vida misma. A los humanos, con el tiempo, nos gusta reinar.

Elvis Presley hizo historia, fue el rey del rock, no llegó a completar su reinado. Fue de los primeros que enfundaron chupa, aun perteneciendo a esa nobleza indígena con la que se identificaba. Sería un buen jefe de tribu, un rey más naturalizado.

Con la música a otra parte, nos preguntamos por qué una cantante de pop, que cantó a palomas al vuelo y reprochaba que controlasen su forma de vestir, aspira a ser marquesa. Hablamos de Ana, ex de Mecano.

Más allá del hecho fiduciario, de la hidalguía in extremis otorgada por Franco, su título es un reconocimiento a las obras de un ingeniero artesano del hormigón.

Para un antropólogo la cuestión no está en quién concede grandezas de España o si te homologan el título de marquesa dado el carácter liminar y retroactivo “Memoria democrática”. Esa parte está más destinada a historiadores y políticos.

Para la Antropología el interés se ciñe al cambio de chupa por una corona.

Esa respuesta la tiene la psicología del desarrollo. No sé qué pasa llegados los sesenta, por muy “heavy” que hayas sido de chavala, te entra una crisis nobiliaria difícil de explicar, te vuelves aristócrata por alguna razón hormonal.

Hay, no obstante, una explicación más cultural que consanguínea, lo de la “sangre azul” está muy explotado. No vemos a Ana Torroja aceptando tratamientos de ilustrísima, es más de “corona” fría y en verano.

La explicación más plausible de ese cambio diacrónico está en el transversal y agonista “don”, el de un título intangible transferido de padres a hijos.

Ana muestra sobriedad en la vida pública. Un título nobiliario acarrea gastos y más bien críticas, viendo la procedencia del otorgante caudillo.

Ese “don” o arte, está en la obra civil de su abuelo Eduardo, ingeniero de caminos

Es comprensible que desee continuidad para el reconocimiento, pese a que las memorias solapen la figura del ingeniero, que fue referente mundial en el diseño de estructuras de hormigón, con la de un dictador.

Chupa y corona son compatibles, don Eduardo Torroja se limitó a hacer filigranas con el hormigón, a crear escuela. Ese es el “don” que desea preservar su nieta.

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