Infiesto (Piloña),

Lucas BLANCO

Dime cómo vistes y te diré quién eres. Esta sentencia podría aplicarse a Antonio López de Mingo, el hombre que dice ser obispo y, como tal, llegó a oficiar las misas de las fiestas en Robléu de Cerecea (Piloña), donde veranea desde hace varios años en una casa de unos amigos. Su nombre no figura en el listado de la Conferencia Episcopal ni en el Anuario Pontificio de 2012 del Vaticano, según ha confirmado LA NUEVA ESPAÑA. Desde hace tiempo los vecinos de la zona y algún sacerdote ya sospecharon de la autenticidad de López de Mingo al ver su atuendo en las fiestas patronales.

El primero que planteó su desconfianza fue el párroco de San Francisco de Asís de Oviedo, Fernando Llenín, después de que miembros de su familia piloñesa le comentasen que había un obispo que participaba en la misa y la procesión de Robléu acompañado de su báculo. Tal fue su extrañeza por este hecho que pidió ver fotos para confirmarlo, quedándose totalmente sorprendido. «Es conocido que un obispo que no está en su diócesis no puede llevar el báculo como respeto al titular de la que visita y me extrañé», señaló ayer Llenín.

Este hecho provocó que el párroco iniciase por su cuenta varias comprobaciones que no pudieron ser concluidas por no conocer los apellidos del cuestionado prelado, si bien averiguó nuevos aspectos que no le cuadraban. «Él dijo a los vecinos que era obispo en Roma, pero que había pedido una excedencia en Madrid para cuidar a su padre. Pero que yo sepa los obispos no tienen excedencias», explica el párroco, que posteriormente intentó investigar sobre la posible ubicación del obispo en tierras vaticanas. «Tan sólo sabía que se llamaba Antonio y el único obispo español en Roma llamado así es Antonio Cañizares, que es muy conocido por todos», detalla Llenín.

El párroco ovetense compartió estos comentarios con el párroco de Infiesto, Manuel García Velasco, durante la celebración en Oviedo de los 25 años de Llenín como sacerdote, en mayo. Según cuenta García, López de Mingo presumía de mantener amistad y haber coincidido en varios vuelos desde la capital de España con el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, algo que éste negó tras hacérselo saber. «Es obvio que hay muchas cosas que no cuadran y que hay que clarificar», indica García Velasco, que también duda de la autenticidad de la monja que acompañaba en sus visitas al obispo a Robléu, así como de la existencia de la congregación que éste dice dirigir en Madrid.

No obstante, fue el atuendo y los complementos del obispo lo que más dudas levantaron entre los sacerdotes. Si bien cuentan que la mitra podría pasar desapercibida, a pesar de su baja calidad, el hecho de que pueda adquirirse por unos 300 euros hace factible que cualquier persona tenga una. Algo similar ocurre con la sotana, que podría adquirirse o elaborarse sin más dificultad.

Lo que más dudas genera es el báculo. Los entendidos aseguran que el modelo y la calidad de los materiales es muy pobre y podría haber sido elaborado de forma artesanal, pues su coste en lugares especializados podría oscilar entre los 2.000 y 3.000 euros.

A todo esto se sumó la cuestión de que durante sus visitas no cumpliera con la costumbre de los obispos de comunicar a las diócesis y parroquias que visitan su estancia en las mismas, así como que en varias ocasiones el párroco de Robléu, Luis Marino Fernández, hubiese intentado sin éxito reunirse con él para conocerlo y departir.

Estas sospechas no tardaron en llegar a unos vecinos de Robléu que, aunque durante la época invernal apenas llegan a media docena, por la estival superan la treintena. Los rumores se vieron aplacados con el hecho de que el obispo recuperara la misa de las fiestas, lo que dejó muy satisfechos a unos feligreses que opinan que «si no es obispo, lo disimula muy bien».

A pesar del revuelo generado y de que este periódico hizo llegar desde el primer momento a los allegados del cuestionado obispo su intención de ponerse en contacto con él, ha sido imposible contactar con López de Mingo para conocer su versión de los hechos. «Si de verdad es obispo, que lo aclare y no se esconda, si no el que calla otorga», dijo ayer un vecino indignado.

Unos aseguran que ayer estaba previsto que la familia que da cobijo al obispo en Bimenes durante sus estancias de verano y que posee una segunda vivienda en Robléu llegase para pasar unos días a Piloña. A última hora no lo había hecho.