La joya de la arquitectura medieval de Ponga quiere sobrevivir. Los actuales propietarios de la Torre de Cazu, posiblemente la construcción civil medieval más antigua de la región, iniciaron hace unas semanas los trabajos para reparar el tejado de este inmueble cuyos orígenes datan de entorno al siglo X y ha sido objeto de varios intentos fallidos por parte de las administraciones para su adquisición.
El valor patrimonial de este edificio es incalculable. Su construcción tuvo lugar en plena época de la monarquía asturiana. Su función era defensiva y es conocida también como la casa torre de los dueños del coto de Cazu, un territorio que fue independiente de Ponga hasta que pasó a formar parte del Ayuntamiento en 1827.
El inmueble perteneció a la familia Caso por donación del rey Alfonso IX, que le entregó su titularidad a Pedro García Caso en el año 1188. En el siglo XVIII pasó a manos de los condes de Peñalva, que la reformaron un siglo después, y desde los años veinte pertenece a una familia de indianos que decidieron invertir en esa propiedad parte de las riquezas obtenidas al otro lado del charco y que hora pretenden garantizar la conservación del edificio.
Entre los atractivos que se pueden encontrar en la torre está un escudo de armas de las familias Caso, Nava y Cienfuegos, que puede verse en una de las fachadas, así como otro que está en el interior y dos ventanas de estilo posiblemente románico.
Este edificio ha sido objeto en varias ocasiones del interés de las administraciones públicas por su adquisición. Ejemplo de ello fue el intento en 2008 por parte del gobierno de URAS-PAS, encabezado por Cándido Vega, de adquirir el inmueble. En aquella ocasión el Ayuntamiento cifró el valor de la torre en unos 300.000 euros, si bien los propietarios exigieron medio millón y el Consistorio pidió sin éxito al Principado que financiara la compra.
El objetivo de aquella adquisición era convertir la torre en el principal reclamo turístico del municipio y para ello hubo varias ideas, como crear un museo de objetos antiguos del municipio o la creación de un centro de interpretación del parque natural de Ponga, que finalmente se construyó en San Juan de Beleño.
