La vacuna para combatir la tricomoniasis, enfermedad venérea que afecta negativamente al ganado bovino y en especial a la raza asturiana de la montaña (casina), podría estar disponible en el mercado a finales de 2019. Al menos eso afirmó ayer en Ponga el veterinario del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias (Serida) Koldo Osoro. El investigador señaló que 411 vacas pertenecientes a 14 ganaderías de la región ya han sido vacunadas de forma experimental y se espera ponerle la inyección a otras tantas en los próximos meses en el oriente asturiano para confirmar su eficacia en gestaciones y partos. "En Europa no hay ninguna vacuna de este tipo y se están mejorando los resultados de una similar disponible en EE UU", dijo.

El Serida cuenta con el apoyo de un instituto de investigación vasco y de un equipo de la Universidad Complutense de Madrid para sacar adelante el proyecto.

En los machos la enfermedad de la tricomoniasis es asintomática, pero en las hembras provoca abortos o retrasa en unos cien días la fecundidad de las vacas, lo que conlleva graves perjuicios económicos para los ganaderos. "Son cien días improductivos en los que tienes que alimentar igual a las vacas. Además, las ferias coinciden con la bajada del ganado del puerto: si se retrasa el parto, a la hora de venderlo pesará casi cien kilos menos vivo", ejemplificó Osoro.

El veterinario del Serida achaca que la enfermedad se cebe más con las casinas (un 30%) al manejo "porque es la raza que más monta natural registra". Hasta ahora la única solución por la que se optaba para erradicar la tricomoniasis era sacrificar a los toros infectados. "A la larga volvían a subir los porcentajes, por eso la vacuna es tan necesaria", dijo el especialista.

Osoro ofreció ayer en San Xuan de Beleño una charla sobre ganadería ecológica ante una veintena de profesionales del sector. El investigador reconoció la dificultad para sacar rentabilidad a las explotaciones bovinas de este tipo. "La producción desciende un 30% respecto a las convencionales como consecuencia de que con la fertilización ecológica hay menos hierba y no se pueden tener tantos animales". Para compensar estas pérdidas, el veterinario abogó por apoyos en forma de subvenciones o por lograr un aumento del valor de la carne ecológica en el mercado. "Cuanto menos capacidad corporal tengan los animales, más fácil es criarlos en ecológico. Lo idóneo son cabras y ovejas, pero tenemos el problema del lobo", constató.