-¿Infraestructuras?

-Yo salgo poco, cada día soy más de pueblo, pero si uno viene de Moscú y llegues a Asturias, por Unquera, entres en una carretera comarcal. El Occidente también es una penuria. Ni Ave ni puñetas. Asturias es una región incomunicada todavía y eso nos aleja de la modernidad. Si encima de estar en un margen geográfico, de Europa y de España, te encuentras con cosas como Unquera-Llanes... Por cierto, que ye como un partido. Unquera-Llanes. Y dice el otro: «Ponle una equis». Ye así.

-¿Y a Rajoy qué le pone?

-Es un hombre serio, responsable, es el hombre tranquilo, como en la película del Oeste. España se merece un gobernante así.

-¿Qué gobernante merece Asturias?

-Está en cuarto de Bachiller en este momento. No, ési, el de cuarto de Bachiller, ye el que me va a suceder a mí en la Alcaldía. Y no hay mucha prisa, porque a Oviedo le faltan muchas generaciones para que vuelvan a votar a los socialistas.

-No me acaba de contestar.

-Creo que sí contesto en general. Asturias necesita una pasada por el Partido Popular que haga de esta región una tierra normal, que tire por la iniciativa privada, que es la que crea riqueza y empleo.

-La teoría está bien, pero las elecciones las ganan las personas.

-Aquí se habla mucho del carisma, y uno echa mano al bolsu, ¿no traeré carisma hoy encima? Mira esi paisano pequeñu, feu, tartamudu. Pues ési era Jordi Pujol. Le dieron la oportunidad, y lo que hacía valía. Aquí tenemos un hombre que es el presidente del partido, que es Ovidio Sánchez, y que ha mostrado que es un hombre muy serio. Preside el partido, abrir ahora su sucesión sería del todo inoportuno. Quedan dos años todavía, vamos a ver. Cuando decían: «Ési no pinta nada», no lo nombraron ni eurodiputado. No, a Ovidio se le necesita.

-De todo lo que ambicionaba para la ciudad en 1987, ¿qué le queda por hacer?

-Hemos cumplido los objetivos. Oviedo estaba muy hundida, todos decían: «Nos comieron la tostada», era una ciudad oscura, la capital de provincias, «La Regenta», ¡joder! Hoy no. Hoy Oviedo es una capital moderna, con actividad, con una economía muy diferente, liberal, ha recuperado su prestigio. Y aquel sueño de que el teatro Campoamor fuese el teatro de la lírica, ocupado doce meses al año como la Scala, ahí lu tienes.

-¿Nada pendiente, entonces?

-El problema de muchos gobernantes es querer inventar cosas y no dan con el carácter de la ciudad. Dicen: «Vamos a hacer en la Laboral no sé qué». Y lo que van es a enterrar el dinero. Que si es el suyo, vale. Pero resulta que no es el dinero de los gijoneses. Es el del Gobierno regional, el del Ministerio de Cultura, el de todas las empresas del chiringuito y el de las que extorsionan. Mira, hoy se cargan el Plan de Urbanismo de Gijón, procesan al arquitecto jefe y punto. Si a mí me pasa algo de eso, me veo acusado de todos los delitos del Código Penal y tengo la calle Uría llena con los cartelitos de corrupción, corrupción, corrupción. Es insostenible que nuestro Tribunal de Cuentas vaya a pedir los papeles a un chiringuito de este entramado de empresas públicas y que no se los den. Y no pasa nada. Sin embargo, ¡cuidao con la Pantoja, que va a venir a cantar en San Mateo!

-La calle Uría se la llenaron con el «Catastrazo».

-Lo del IBI fue una broma comparado con la que me montarían si me pasa lo de Gijón.

-¿Fue su peor momento?

-Quedan cicatrices. Pero hay otros momentos dulces. Fue emocionante el día que se puso en marcha la «Gabinona», así la llaman.

-¿Y le gusta el nombre?

-Claro. Yo nun quiero plazas, tengo la «Gabinona», y ésa, además, diómela el pueblu.

-¿Y lo peor, me decía?

-El problema que hubo en los tribunales, bueno que no llegó...

-¿Gesuosa?

-No, el actual, lo último.

-¿La yeguada Picos de Europa?

-Sí, quien más lo sufrió fue mi familia, mis hijos, eso es muy duro.

-Una de las imágenes que se le asocian es la de la corrupción. ¿Es consciente?

-Es difícil que un político en el poder logre sobrevivir sin eso. No conozco ninguno. Lo que pasa es que hay que quitar de en medio a un líder porque te gana unas elecciones. Y, en función de los escrúpulos del contrario, utilizan unos métodos u otros. En resumen, aquí hemos pasado por más de sesenta pleitos y no hemos perdido ninguno, salvo cosas técnicas. Por lo tanto, si estuviese en la oposición meditaría profundamente el emprender otra vez ese camino, que sólo los lleva al fracaso. Pero aquí estoy y aquí los espero.

-Usted se jubiló, pasa más tiempo en Benia...

-Eso es un cuento. El tiempo lo paso aquí, y en cualquier caso tengo un aparato, vieyu, eso sí, pero con este móvil dirijo el Ayuntamiento desde Australia. No te digo ya nada si voy a pasar un fin de semana a Benia.

-¿Y no va preparando la jubilación definitiva?

-No, sólo voy mirando las notas que va sacando el sucesor mío, el de cuarto de Bachiller. Lo demás, puedo decir que no se me escapa una. Estoy en todas y haciendo lo que sé hacer. De ingeniero, que es lo que necesita la política. No tengo otru oficio que trabajar 16 horas al día para el Ayuntamiento. Aquí, en casa, en Benia... Y yo en las vacaciones no me voy al Caribe. Voy al pueblo, a comer esi quesu de vaca tan rico que te sube el colesterol.

-¿Y el Palacio de Justicia qué le sube?

-Hay total acuerdo, yo lo he pasado por el Pleno. Es necesario para la ciudad, para Asturias. ¿Y dónde se va a poner? Pues en Oviedo, que es la capital de Asturias y su centro administrativo, político y judicial. A Gijón vamos a dejarle la cuestión marinera.

-¿Descartó hacer una playa?

-Estamos en ello.