Vicepresidente del Santander y presidente de la Fundación Príncipe de Asturias

Matías Rodríguez Inciarte (Oviedo, 1948), vicepresidente tercero del Banco de Santander y presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, vivió ayer una jornada intensa que inició en Boadilla del Monte, en la sede del banco en Madrid, y finalizó en su ciudad natal, en la que presidió la reunión del patronato de la institución y recibió un homenaje. Optimista radical -en su discurso de agradecimiento citó la frase de Churchill: «Soy optimista, no me parece muy útil ser otra cosa»-, el que fuera ministro de la Presidencia en uno de los gobiernos de Leopoldo Calvo-Sotelo y es uno de los ejecutivos mejor pagados del país, no duda que España y Asturias saldrán de la crisis. «He visto un cambio claro en las expectativas de quienes nos miran desde el exterior», afirma.

-Es alto ejecutivo de un banco y preside una fundación que concede unos premios internacionales, información no le falta. En su doble condición, ¿puede lanzar algún tipo de mensaje optimista sobre la situación económica española?

-Siempre he sido optimista, creo que en la vida las cosas se hacen mucho mejor desde esa perspectiva. Una de las ventajas de la madurez, porque lo demás son todo inconvenientes, es que uno ve las cosas con una perspectiva cada vez más amplia. Recuerdo lo que eran los tiempos de la transición, yo estaba en el Ministerio de Economía como secretario general técnico y después desempeñé responsabilidades políticas en años muy difíciles para España, y de aquélla salimos, y era una situación muy complicada. Estábamos fuera de Europa, no teníamos instituciones en el ámbito económico, teníamos un sector público muy fuerte, muy pesado y muy complicado de gestionar. Hoy tenemos un país mucho más internacionalizado, con unas grandes empresas que tienen una gran presencia en el exterior que ayudan mucho a la exportación, a la estabilidad económica, algo que hace treinta años no teníamos. El hecho de que en esta crisis las exportaciones españolas se hayan comportado muy bien es un factor muy positivo que dice mucho del dinamismo empresarial. Hay muchas cosas que han ido avanzando en sentido muy favorable. Lo que hace falta es que eso se traslade a lo que la gente pueda ver en la práctica y hasta que tengamos creación de empleo comprendo que todos estos aspectos de mejora se puedan ver con escepticismo.

-¿Y cuándo veremos creación de empleo?

-Confío en que el año próximo, de manera que todas estas evoluciones positivas se traduzcan en hechos concretos que puedan elevar el ánimo. En mi contacto con la gente del exterior, con analistas, con inversores, personas que ven la realidad española, he visto, en los siete u ocho últimos meses, una evolución muy positiva. Antes la pregunta era si el euro tenía viabilidad; en estos momentos no es tanto si el euro se rompe o si España sale del euro o si España es intervenida, sino cuándo es el momento oportuno para invertir. He visto un cambio claro en las expectativas de quienes nos miran desde el exterior. Eso anticipa mensajes positivos. Confío en que a finales de este año empecemos a ver alguna señal y que 2014 sea un año de crecimiento económico.

-¿De lo que dice puede deducirse que, al fin, el crédito de los bancos va a fluir como todos esperan?

-El sistema financiero en España ha sido objeto de una transformación muy importante en el último año. Tenemos uno de los sistemas, no lo digo yo, lo dice el Fondo Monetario Internacional, más sólidos de Europa en este momentos. Se dan las condiciones para que el crédito pueda fluir y es cuestión de que haya proyectos empresariales, de que la gente empiece a pensar con ilusión en el futuro, porque, evidentemente, si alguien no tiene proyectos empresariales o de futuro es difícil que quiera endeudarse. En términos muy prácticos y muy familiares, si alguien no tiene la seguridad de que su puesto de trabajo no está amenazado, no va a querer cambiar de coche o de casa o comprar una nevera, lo hará si ve que tiene un futuro. Cuando se den esas condiciones, el sistema financiero español estará más que preparado para atender las demandas de crédito.

-Es uno de los ejecutivos bancarios mejor pagados de España, y los banqueros, hoy, no son muy populares. ¿Se siente rechazado en el contacto social?

-Habría que tener muy poca sensibilidad para no darse cuenta de lo que piensa la sociedad y de lo que está pasando en este país. Soy consciente de que la sociedad está atravesando unas dificultades muy notables y que, evidentemente, puede tener determinadas sensibilidades hacia determinados sectores. No me llamo a engaño.

-Preside una fundación vinculada a la Corona, en un momento en que atraviesa su peor momento desde la transición. ¿Tienen sentido hoy la institución y sus premios?

-Más que nunca. Hemos encargado a la empresa Deloitte un estudio pionero en España sobre la repercusión que tienen la Fundación y los premios en el ámbito internacional. Hoy (por ayer), la empresa nos lo presentó en la reunión del patronato. Todos tenemos la impresión, y creo que es acertada, de que los premios contribuyen mucho a la imagen internacional de España, pero es bueno contar con un punto de vista objetivo y científico. La Fundación, y queremos ponerlo de manifiesto en este tipo de informes, ha servido mucho a España y a Asturias, porque la ha puesto en el mapa de una manera como no había estado en etapas anteriores a la creación de la institución. La repercusión de los premios en los medios internacionales es muy grande, el discurso del Príncipe en la ceremonia es especialmente esperado y valorado, y su impacto ha sido recibido siempre muy favorablemente. Para la visibilidad de los Príncipes de Asturias, para la Corona en su conjunto y para la imagen de España y de Asturias en el exterior, la Fundación es muy importante.

-¿Tiene solución la desvertebración de Asturias?

-Asturias no se puede desvincular del resto de España lo mismo que España no puede desvincularse de Europa. Nosotros tendremos que hacer muy bien las cosas desde el punto de vista económico, pero si Europa no acierta con lo que está haciendo, tendremos un problema. Asturias no tiene, intrínsecamente, una dificultad que no tengan otras autonomías, y ha mejorado mucho, por ejemplo en infraestructuras, en la formación de las personas; hay elementos muy positivos para que vaya hacia adelante.