Niños, niños y más niños. El público infantil está presente más que nunca en todos los escenarios de la feria de La Ascensión. La organización de una decena de talleres gratuitos en la Losa sobre oficios y juegos tradicionales ha generado un efecto llamada entre las familias con hijos menores de edad, sin precedentes en ediciones anteriores. Clases de alfarería, repostería, zancos, pulido de azabache o confección de telares, son algunos de los reclamos que hay para los pequeños de la casa en las carpas instaladas en la avenida Fundación Príncipe de Asturias, y que se completan este año con los tiovivos del entorno de Porlier y la plaza de la Catedral. Una oferta que complace a algunos, pero disgusta a otros, aquellos que buscan aquel puesto en el que vendían determinadas conservas de lujo, licores, o blusas de lino en 2014.

"Aquí los críos diseñan su propia pieza, la moldean en el torno, esperan a que se seque y se la llevan a casa. Así de fácil". El alfarero Raúl Rodríguez explica la mecánica de uno de los talleres infantiles con más éxito de La Ascensión, sin quitarle ojo al jarrón que hace el pequeño Ezequiel Farca, de diez años, a su lado. "Cuando lo acabe lo pondré en el jardín de adorno", dice orgulloso. Una veintena de críos hacen cola en la carpa dispuestos a aprender a trabajar el barro.

En otra carpa, la artesana Dolores Manjón teje un tapiz ante el público, y, de paso, enseña a los chavales el arte de los telares. Forma parte de la Asociación Lizo, con sede en Avilés, y miembros de buena parte de Asturias, Pontevedra y Orense. "Son oficios que están en desuso y que llaman poderosamente la atención de los niños, que pueden estar todo el tiempo del mundo entre lanas de colores", comenta la artesana. Unos metros más allá, unos críos hacen cola ante un taller de azabache para pulir, limpiar y dar brillo a una de estas piedras en bruto. Ángela Hevia los recibe uno a uno con una amplia sonrisa. "Si queréis, os podéis llevar el azabache al terminar".

A medio camino entre una función de teatro para todos los públicos y una exhibición artesanal, la agrupación "Como yera antes", de Valdesoto, deja con la boca abierta a todo el que entra en su carpa de la Losa. Una huerta con patatas, tomates, ajo puerro, cebollinos y repollos recibe al visitante, que de pronto se encuentra en un escenario rural de hace medio siglo. El presidente de la asociación, Bernardino Menéndez, reparte su tiempo entre atender a los curiosos y hacer las tareas del campo. "No paramos. Pusimos un libro de visitas de 100 páginas para que firmase la gente y ya se nos acabó, fía".