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"En Sograndio todos nos temen"

Los internos del penal de menores que quemaron colchones en una celda amenazaron a la Policía en el HUCA y tuvieron que ser esposados

"En Sograndio todos nos tienen miedo, los educadores y los vigilantes; nadie puede con nosotros". Esta es una de las frases que dijeron a la Policía los dos menores intoxicados tras quemar un colchón de la celda de aislamiento del centro de Sograndio, mientras esperaban en el hospital a ser atendidos por la inhalación de humos. Profirieron además varias amenazas y tuvieron que esposarlos para atajar el mal comportamiento. Uno de ellos incluso llegó a amenazar a los policías que los escoltaban con romperle las piernas como hizo otro de los internos del centro a un funcionario hace unas semanas.

Además, según ha podido saber este periódico, se da la circunstancia de que uno de los menores implicados en el suceso es el mismo que a principios del pasado mes de abril protagonizó una fuga de película, trepando por unas sábanas entrelazadas para conseguir saltar hasta la valla y deslizarse al exterior, en compañía de un compañero. El chaval fue detenido días después de su aventura por efectivos de la Policía Nacional en Gijón, mientras que su compañero de fuga aún sigue en paradero desconocido.

A esta fuga del centro de responsabilidad penal para menores de Sograndio siguió otra, hace unos días, y en este caso el menor huido tampoco ha sido localizado.

El episodio de los colchones es uno más de la larga lista de sucesos desafortunados ocurridos en el centro de menores. Además del incidente de la quema de los colchones, en las "camarillas" -así es cómo se conocen las celdas de castigo y aislamiento- se produjo también un destrozo hace unas semanas, cuando un interno rompió la cámara de vigilancia porque, según las fuentes consultadas, estaría enfocando la placa turca donde tienen que hacer sus necesidades. "Sintió que era una intromisión de la intimidad, así que rompió la cámara y la tiró al retrete", explicaron a este periódico las mismas fuentes consultadas en el centro.

Desde la asociación que defiende los intereses del colectivo de vigilantes de seguridad, Avispa, han denunciado que los problemas surgidos en Sograndio están estrechamente relacionados con un cambio en la titularidad de la empresa adjudicataria de los servicios de seguridad. Según Avispa han recortado en medios y en personal. En el caso del incendio con los dos heridos criticaron que el interno tuviese un mechero.

Tras la primera fuga, la empresa decidió despedir a uno de los vigilantes, al considerar que sus actuación había sido negligente. Una acción que enturbió aún más las relaciones entre la plantilla y la gerencia de la entidad. El Principado ha dicho que revisaría los medios y protocolos de seguridad. También ha amenazado a la empresa con retirar la concesión de la seguridad si no mejora las relaciones con los empleados.

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