Gustavo Bueno recapituló ayer una parte de sus reflexiones filosóficas sobre cine y televisión -contenidas en varios libros y artículos-, para apreciar y, a la vez, poner algunas objeciones al estudio filosófico sobre el cine que un discípulo suyo, Pablo Huerga Melcón, ha realizado en "La ventana indiscreta", obra que, no obstante, el filósofo calificó de "trabajo extraordinario, denso, fecundo y con análisis brillantes". El libro fue presentado ayer en la Escuela de Filosofía de Oviedo, de la Fundación Gustavo Bueno, durante un acto que casi llenó el aforo del recinto. Las cuestiones de Bueno sobre el libro se basaban en que "el cine no es una ciencia, es un arte", es decir, que "la ciencia establece verdades", pero el cine no trabaja con la "verdad o la falsedad, sino con la verosimilitud".

Sin embargo, enfatizó que el libro "abre perspectivas". De hecho lo que Huerga -profesor de Filosofía y Nuevas Tecnologías en el Instituto Rosario de Acuña de Gijón-, ha pretendido es examinar el cine "como conocimiento científico", o artefacto que "construye la realidad", y por ello le ha aplicado la Teoría del Cierre Categorial de Gustavo Bueno, el instrumento que determina lo que es cada ciencia. Para emprender ese recorrido, Huerga recupera la idea de Aristóteles de que la poética (narración) "es más científica que la historia", en cuanto que aborda "trayectorias personales de los individuos que serían irrelevantes para la historia". Un ejemplo: la guerra de Troya puede ser materia de los historiadores, pero "el rey Priamo intentando recuperar el cadáver de su hijo", es campo abonado para la poética.

En definitiva, el cine sería la "Poética del siglo XX que narra acciones finalistas -con un fin- de los individuos mediante una representación en presente dramático". La secuencia histórica que desemboca en este tipo de narración -según Huerga cita a Adrados-, fue la que comienza "por las fiestas y rituales", prosigue "incorporando al público en el teatro", y finaliza a día de hoy en los "los videojuegos, en los que el espectador es personaje principal de la acción".

En su intervención posterior, Gustavo Bueno, admitió que "el cine exige verdad, ya que, por ejemplo, 'El exorcista' se derrumba si niegas que el diablo puede entrar en las personas". Sin embargo, insistió en que lo propio del espacio cinematográfico es la verosimilitud. Entre otras reflexiones, Bueno se centró en la televisión, esa técnica que alcanza la "clarividencia a través de las paredes o de los cuerpos opacos". Al hilo de esta definición, Bueno desarmó uno de los lemas del momento; "Dicen que hay que ser transparentes, pero hace falta opacidad o no podríamos vivir". Entonces, sacó su cartera del bolsillo y dijo: "Es opaca, y si no lo fuera, se vería lo que hay dentro y me lo roban". Otro ejemplo: "Las relaciones sexuales se tienen en privado, porque, si no, alguien puede llevarse a la compañera". El libro de Pablo Huerga ha sido publicado por el sello Rema y Vive, representado ayer en el acto por Enrique Álvarez, que señaló la dedicación de su editorial a la cultura popular (cine, televisión, música, fútbol, historia, viajes, literatura?), un dato identificable en el propio nombre de ésta: "Cuando el cónsul Quinto Arrio, en la película 'Ben-Hur', visita a los condenados a galeras, les dice: 'Os mantenemos con vida para servir en esta nave. Remad? y vivid'". explicó el editor.