Las izquierdas siguen empeñadas en la recuperación de la memoria histórica. Si por ello entienden recuperar los cadáveres de la Guerra Civil e identificarlos, me parece muy bien. Siempre que se haga con los cadáveres de los dos bandos. Porque ¿dónde están los cadáveres de Sierra Molleda, esa aldea asturiana perdida, donde mi padre (q. e. d.) oía todas las noches los gritos de ¡Viva Cristo Rey! acallados con las ráfagas de los disparos? Y muchas fosas comunes consideradas como víctimas de la represión franquista sólo entierran cientos de soldados del Ejército rojo caídos en batalla. Guardo en la memoria lo que me contó mi padre: varias pilas de incontables muertos del Ejército rojo en la capital del pequeño concejo asturiano de Candamo, tras una batalla con los nacionales.

Si se quiere recuperar la Historia, no se puede obviar una parte de ella. ¿Es que el Ejército nacional no ganó la Guerra Civil? ¿Es que Franco no gobernó cuarenta años? Cómo podemos, pues, querer derribar el Valle de los Caídos, o quitar todos los símbolos franquistas o cambiar el nombre de todas las calles. En Oviedo había cientos de símbolos franquistas, hace unos días quitaron el penúltimo. ¡Eso es caer en desmemoria histórica y el pueblo que olvida su Historia está condenado a repetirla!