Las antenas que componen el mayor observatorio astronómico del mundo son asturianas. Así lo expresó ayer el director del Observatorio Astronómico Nacional, Rafael Bachiller, ante más de un centenar de alumnos en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oviedo. Bachiller agradeció la participación del Principado en un proyecto "único y ejemplar", en el que por primera vez la colaboración global se antepone a la competencia. Ese proyecto se llama ALMA y en él están implicados Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón, Taiwán y Corea. Se trata de un telescopio de alta precisión, compuesto por 66 antenas y ubicado a más de 5.000 metros de altitud en el norte de Chile, concretamente en el llano de Chajnantor. El grupo empresarial avilesino Asturfeito suministró parte del material para su puesta en marcha en marzo de 2013. "Sólo falta la residencia para astrónomos, prevista para julio de 2016", detalló.

Con ese guiño a Asturias, Rafael Bachiller continuó su intervención centrándose en "el origen y la evolución de las estrellas", que era el título de la charla. El astrónomo consiguió abarrotar la sala de grados de la Facultad de Ciencias, que se quedó demasiado pequeña. Una parte de los alumnos que asistieron a la conferencia tuvieron que seguirla de pie o sentados en el suelo. Fueron muchos, pero Bachiller tuvo entretenimiento para todos. Durante una hora larga, el doctor en Física por las Universidades Joseph Fourier de Grenoble (Francia) y Complutense de Madrid explicó que todas las estrellas nacen a partir de la fragmentación de nubes de gases y polvos. Un proceso que tarda en culminar medio millón de años. "Aunque nos parezca mucho tiempo, en realidad no lo es. Es un período cortísimo. Sólo tenemos que pensar en los años que tiene nuestra galaxia", detalla. Esa galaxia es la Vía Láctea, que se estima que tiene un diámetro de 150.000 años luz y que contiene cerca de 40.000 millones de estrellas.

En este sentido, Rafael Bachiller indicó que la formación estelar actual es algo menor que la del pasado. Aun así, nada preocupante. "El sistema sigue y seguirá", dijo. Lo que sí preocupa en cambio es la disminución del "combustible real de las estrellas": el hidrógeno. A ello se refirió el astrónomo cuando habló sobre la composición química de los cuerpos. "En el origen del Sistema Solar, las estrellas sólo contenían hidrógeno, pero a medida que éste fue desarrollándose, los astros también fueron adquiriendo una mayor riqueza química. Por contra, el hidrógeno va cada vez a menos y eso será un problema en el futuro", comentó para rápidamente añadir un mensaje de clama: "Eso sucederá dentro de muchos, muchos años".

El director del Observatorio Nacional centró el tramo final de su ponencia en el proyecto hispano- francés ASAI, que consiste en realizar sondeos químicos sobre la formación de estrellas de tipo solar. Este proyecto, que dirige el propio Bachiller, recibió el premio de Astronomía 2014 por parte de la Sociedad Francesa de Astronomía y Astrofísica (SF2A) y la Sociedad Española de Astronomía (SEA).