Edmundo Díaz, ganador del premio de novela "Ateneo de Sevilla" 2015 por su libro "El hombre que amó a Eve Paradise", puede presumir de mantener una conexión con el público y con la crítica desde su primera novela. Pero eso no le impide reconocer, "que solo tres o cuatro autores pueden vivir de escribir libros en este país".
-Continúa en su línea de novela histórica pero crea una novela negra.
-Es una historia de intriga, de asesinatos, "de crímenes y besos", como me gusta llamarla. Es la historia de un asesino en serie que se dedica a matar de manera truculenta a jóvenes en el Chicago de los años 20. En esa trama se ve envuelta una estrella de cine mudo, Eve Paradise, hermana de un conocido gángster y que acaba enamorada de un hipnotizador.
-La hipnosis, la crisis del cine mudo y hasta su asesino tienen un reflejo en la realidad.
-La hipnosis gozaba de buena fama en aquella época; Chicago fue la cuna del cine antes que Hollywood, y el modelo para mi asesino en serie existió. Se llamaba John Frank Hickey, "el asesino de la tarjeta postal", y empezó su carrera delictiva en 1883, cinco años antes que Jack "El destripador", el asesino en serie más famoso de la historia.
-También habla de la inmigración española a América a principios del siglo XX, un fenómeno olvidado.
-Conocí hace años a una señora, que se llamaba Esperanza, que me contó la historia de su abuelo, un malagueño que había emigrado a Hawai en 1900. Así descubrí la "inmigración invisible", y se convirtió en el germen de la novela.
-¿En qué consistió esa "inmigración invisible"?
-8.089 españoles se embarcaron, entre 1900 y 1913, en Vigo, Málaga y Gibraltar con destino a Hawai. La isla buscaba mano de obra barata para sus plantaciones de azúcar, y los españoles huían de las condiciones paupérrimas y de la recluta para la guerra intermitente con Marruecos. Pero al llegar, descubrieron que las condiciones eran incluso peores que aquí. Muchos regresaron y otros recalaron en EE.UU.
-Hay un reflejo de la actualidad.
-Una novela impacta por la emoción de los personajes y si tiene una atmósfera que se impregna de contemporaneidad. Empatizamos como lectores cuando vemos en el texto puntos en común con nuestra realidad.
-¿Qué persigue con sus novelas?
-Causar emoción. Que el lector encuentre encanto, lograr provocar en él una sonrisa y unos ojos humedecidos.
-¿Está en un buen momento la novela?
-Estamos en un momento crítico. Hay crisis política, ideológica, de valores, de lectura y por la piratería. Se vende un 50% menos que antes, hay que buscar una solución.