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Una policía siempre a la carrera

Verónica Pérez, campeona de España de maratón, entrena de día para ser olímpica en Río de Janeiro y por la noche patrulla como agente de seguridad ciudadana

Verónica Pérez, durante una competición de maratón. LNE

Verónica Pérez Rodríguez (Villarmou, Tineo, 1979) corre de dos formas diferentes. Por las mañanas, cuando entrena como atleta profesional de maratón con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de este verano en Río de Janeiro; y por las noches, cuando echa a correr detrás de los malos, como agente de seguridad ciudadana en la Policía Nacional de Oviedo. No le da vueltas a la pregunta de si fue antes el huevo o la gallina: el atletismo fue primero que la Policía, aunque ahora no podría entender una ocupación sin la otra.

"Empecé a correr a los quince años, pero no me decidí por el maratón hasta hace muy poco, porque me daba mucho respeto", explica Pérez, que, a pesar de llegar "de nueva" a este deporte, en 2014 se alzó con el título de campeona de España. "Fui avanzando y alargando la distancia. De repente me vi que podía, y me alcé con el título; fue un sueño", indica. En el Cuerpo Nacional de Policía aterrizó en 2008, impulsada por dos motivos. De un lado, en su mundillo de atletas, en el gimnasio y en los entrenamientos, se veía rodeada de compañeros que trabajaban para las fuerzas y cuerpos de seguridad. De otro, a Verónica Pérez siempre le gustó sentirse útil, ayudar a la gente. "Cada vez me llamaba más y probé suerte. Cuando ingresé en la Academia en Ávila me di cuenta de que estaba exactamente en el sitio que quería estar, me empezó a gustar más y más", explica.

Precisamente, su condición de deportista profesional le permite ciertos privilegios, como elegir Asturias como destino policial. "En realidad tengo mi plaza en Madrid, aquí estoy en comisión de servicio, pero cuando somos deportistas profesionales nos ayudan. Doy gracias a la Policía por permitirme compaginar mi profesión con el deporte", comenta la joven tinetense.

Para poder entrenar ha elegido trabajar en el turno de noche. Como ahora está en plena fase de preparación para poder clasificarse para las Juegos Olímpicos corre 20 kilómetros por la mañana y otros 10 kilómetros por la tarde. Los que corre por la noche no están escritos en ninguna tabla de entrenamientos. "Oviedo, afortunadamente, es una ciudad tranquila", cuenta.

Aunque nunca está libre de llevarse un susto. Por ejemplo, una de las situaciones que más le sobrecogieron en su trayectoria profesional fue rescatar a los tres niños abandonados por su madre en Pumarín en diciembre de 2014. Ella fue la primera en llegar al piso junto a un compañero, después de que los vecinos les llamasen alertados por el llanto incesante de un bebé. "No podía creer que allí hubiese vida, me cuesta describirlo", explica aún impresionada. Una de las niñas estaba ida moviendo la cabeza adelante y atrás en un sofá. Otro menor tenía en la mano una lata de cerveza. Y sobre una cama, desnuda y muy cerca de la hipotermia, había un recién nacido. "No paraba de llorar pero cuando mi compañero cogió al bebé en cuello se calló. Por fin se sintió protegido", rememora Verónica Pérez.

Cuando terminó el turno y se fue a descansar pensó que por cosas así se había hecho policía. Estaba alterada, pero contenta. No era para menos porque, probablemente, la cadena de auxilio a los pequeños entre vecinos, policía y servicios sanitarios sirvió para salvar la vida de aquel bebé.

Ahora, Verónica Pérez está concentrada en poder llegar a Brasil, aunque no las tiene todas consigo porque aún arrastra las secuelas de una lesión que sufrió tras alzarse con el título de campeona de España de maratón. Tiene que alcanzar una marca mínima (2 horas y 33 minutos) en la prueba homologada de 42 kilómetros que ella elija.

Probará suerte el próximo 18 de abril en una prueba de maratón que se disputa en una localidad de la provincia de La Coruña. "Si estuviera al cien por cien sé que podría lograrlo, pero no es mi mejor momento", asume con resignación la tinetense. A lo que no le tiene miedo ninguno es al virus del Zika, por el que alguna atleta ha renunciado a viajar a Río: "Ni siquiera me paré a pensar en ello. Ir a unos Juegos es lo mejor que te puede pasar como deportista, lo más grande".

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